Réquiem por la Generación Ciudadana

20 de Marzo 2018 Columnas

Desde el 2012 existe en Chile la ley 20.571 ‘net-billing’ o generación residencial que permite a los clientes regulados de las empresas de distribución eléctrica, autogenerar su energía con fuentes limpias -mayoritariamente solar fotovoltaica- y conectarse a las redes para inyectar los excedentes que no consumen, para luego ser remunerados por medio de un descuento de la factura mensual o con dinero si los saldos se acumulan a favor del cliente.

El 2013, el Senador Antonio Horvath impulsó una modificación de esta ley para fomentar la llamada ‘Generación Ciudadana’. En líneas simples, la ‘ley Horvath’ proponía que si un cliente residencial instalaba un sistema de hasta 10KW de potencia, el pago por excedentes debiese ser igual al cobro por energía, pues en la práctica los pagos por las inyecciones para clientes BT1 (las que pagamos en nuestras viviendas) son menores a lo que pagamos. En simple, si pago $100 por un kWh a la compañía, cuando inyecto ese kWh me pagan $60.

Después de haberse retomado su discusión el 2017, la ‘ley Horvath’ está siendo despachada durante estos días en el Congreso. Claro que el espíritu original fue cambiado sustancialmente durante este tiempo. Se estaría aprobando una modificación al ‘net-billing’ en dos aspectos centrales: se aumentaría el tamaño de los proyectos de autogeneración de 100 a 300 KW y se reemplazaría el sistema de pagos en dinero a favor del cliente por un sistema de créditos para pagar cuentas de la luz en otras cuentas de su propiedad. Es decir, poder usar el crédito de mi industria en la cuenta de mi casa.

Si bien el ‘net-billing’ ha generado una gran oportunidad, del sueño de la ‘Generación Ciudadana’  hemos construido un marco regulatorio para la Generación Industrial.  A más de cinco años de ley, con instrumentos y programas de incentivo, el progreso ha sido lento; solo 12 MW de capacidad en 2.000 proyectos. Yo llamo a esto un proto-mercado, nada para sentirnos orgullosos.

Para comparar, el año 2017 se instalaron en México más de 300 MW en proyectos de este tipo. Las comparaciones son odiosas, pero si el Washington Post nos compara con Arabia Saudita (pero solar en estas latitudes), vale la pena preguntarnos qué está pasando o qué no está ocurriendo en esta soleada porción del mundo con el esperado mercado de la generación distribuida.

En mi opinión, hay cuatro determinantes del surgimiento de los mercados de generación distribuida que explican el éxito en países como México (más de 500 MW instalados), Australia (unos 6.000 MW), Estados Unidos (unos 20.000 MW) o Alemania (más de 40.000 MW); los que si bien es cierto llevan más tiempo (10 a 15 años como máximo) y se beneficiaron de generosos subsidios que hoy están en retirada, cuando se usaron los costos de la energía solar eran 5 a 10 veces mayor a lo que es hoy.

En primer lugar, en la mayoría de los países donde el surgimiento de estos mercados ha sido más acelerado, se ha permitido construir proyectos de tamaños relativamente grandes. Por ello, el aumento de 100 a 300 KW en nuestro país es bienvenido. Falta preguntarse por qué no 500 KW… Los mayores beneficiados serán PYMES que pueden maximizar la autogeneración, obteniendo mayores ahorros en su consumo energético.

En segundo lugar, el desarrollo de esquemas de financiamiento para fomentar la demanda es clave. Por ejemplo, empresas ESCO que encadenan comercialmente la necesidad de usuarios, la provisión de energía y contratos de largo plazo, permiten gestionar los riesgos y rentabilizar inversiones; fondos de inversión y bancos ideando instrumentos de financiamiento para empresas o personas y una serie de otras innovaciones que combinan tecnologías limpias con modelos de negocio innovadores. En Chile aún estamos en pañales.

En tercer lugar, la participación de los ciudadanos es muy importante en todos los países donde se ha desarrollado la generación distribuida. Por ello, el objetivo original de la ley ‘Horvath’ de nivelar la cancha para los usuarios residenciales era clave, no solo por el balance de pagos de excedentes, sino porque buscaba transformar el ‘net-billing’ en una ‘Generación Ciudadana’, abriendo espacio para imaginar el mercado eléctrico del futuro, con mini redes inteligentes, agrupaciones de productores y la aplicación de blockchain para comercializar energía limpia.

En cuarto lugar, la agrupación y fomento a la demanda por energía distribuida limpia crea el momento para el crecimiento de estos nuevos mercados. Entender cuáles son los instrumentos y mecanismos que permiten agrupar y fomentar la demanda resulta más complejo, porque involucra nuevas formas de asociación público-privada-ciudadana, la construcción de instrumentos y programas que actúan en conjunto y la colaboración de actores.

Siempre habrá un choque entre los modelos tradicionales de distribución y la aparición de nuevos modelos de negocios, donde la innovación y la tecnología juegan al servicio de los ciudadanos y no en contra de ellos. Vale la pena preguntarse si estamos bien encaminados. Posiblemente el cambio al ‘net-billing’ aumente la velocidad de adopción de proyectos solares distribuidos.

Pero cuesta imaginarse que un mercado maduro de ‘Generación Ciudadana’ surja de manera espontánea. Las empresas ESCO han forjado los primeros pasos, los instrumentos de financiamiento aparecen tímidamente, los capitales miran con interés la nueva industria solar, las municipalidades y gobiernos pueden desarrollar instrumentos innovadores que no distorsionen los mercados y la decisión política por avanzar en esta materia es fundamental.

La Arabia Saudita del Sol no está lejos en el desierto, está en cada ciudad, en sus barrios, colegios, industrias, edificios públicos y campos. La Generación Ciudadana sigue esperando por despertar, ojalá no termine siendo un réquiem por un sueño.

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