Políticas e historiadores

20 de Agosto 2019 Columnas

Señor Director:

Celebramos la columna de Genaro Arriagada de 18 de agosto último (“En Chile, ¿dónde estamos?”) cuando reconoce la pobreza del actual debate político y recurre a la historia para intentar elevarlo. Pocas veces nos encontramos con reflexiones que inviten a considerar la trayectoria de la república para interrogar si lo que ocurre hoy no fue terreno ya explorado de lo que podamos sacar algo en limpio.

Con todo, pensamos que insistir en una periodicidad fija en la historia de Chile, sancionando la existencia de ciclos de aproximadamente 30 años, o pensarla únicamente desde los salones de la alta política (que así descritos aparecen disociados de fenómenos como la economía, el entorno internacional, o la agencia de los movimientos sociales), implica reducir la historia política a un determinismo generacional con principio y fin predecibles. En esa lectura, lo único abierto sería la fisonomía de lo que viene, pues bastaría cumplir treinta años para resignarse al hecho de que “algo” viene.

La buena noticia es que los temas que plantea Genaro Arriagada ya han sido relevados por varias generaciones de historiadores, como se muestra en los cuatro tomos de la “Historia Política de Chile, 1810-2010”, publicada el año pasado. El problema que nos sigue asediando, y que es parte de la actual crisis, es cómo lograr que los políticos realmente lean historia, y que los historiadores entiendan la importancia de hablar con los políticos.

*Coescrita con Iván Jaksic.

Publicada en El Mercurio.

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