lama la atención el escándalo que ha suscitado el debate al interior del Banco Mundial entre dos economistas, en relación con una clasificación eventualmente perjudicial para el interés chileno. Debemos recordar que todas las burocracias internacionales tienen sellos de orientación. No existe la imparcialidad y no puede existirla desde el momento en que son tripuladas por seres humanos con agendas de todo tipo. De esa forma, no está demás recordar las contradicciones presentadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que en un informe del año 2011 sugería que Chile era una sociedad profundamente quebrada y al borde de una crisis, para luego, en 2016 plantearla como una sociedad satisfecha. Tampoco podemos olvidar que esos informes son redactados por especialistas con intereses, como de hecho fue el caso del informe PNUD, de Pedro Güell, quien luego pasó a ocupar una importante posición dentro de la actual administración.

El punto, al final del día, parece ser el de no engañarse y considerar los índices internacionales como palabra divina, sino como útiles y relevantes insumos para un debate que necesariamente debe ser llevado adelante dentro del país y, en el caso de índices que no son coincidentes con nuestras propias perspectivas, tener claro que la diplomacia es la forma de resolver estas situaciones. Finalmente, no se trata de un hecho insólito o ante el cual Chile no se haya enfrentado antes.

Publicado en La Tercera.