El Impuesto al Valor Agregado (IVA) se introdujo por primera vez en Francia en 1954. Con el tiempo, sus ventajas en términos de menores costos de administración y fiscalización hicieron que se adoptara masivamente y hoy existe en más de 140 países. En general, es un impuesto importante en términos de recaudación. En los países OCDE representa en promedio 20% de la recaudación tributaria. Chile lo incorporó a su sistema tributario en 1974 con una tasa de 20%. Hoy la tasa es 19% y representa 48,5% de la recaudación.
En el caso del IVA la evidencia de que es un impuesto regresivo es robusta y sistemática. Por ejemplo, el estudio de Decoster, Lughrey, O’Donoghue y Verwerft muestra que en Bélgica, Grecia, Hungría, Inglaterra e Irlanda el IVA es regresivo, en todos esos países el 10% más pobre paga el doble como fracción de sus ingresos que el 10% más rico. La evidencia para Chile es similar, un trabajo de Cantallopts, Jorrat y Scherman muestra que el IVA empeora la distribución del ingreso al aumentar el Gini de 0.52 antes de impuestos a 0.54 después de sólo considerar el IVA.
La primera razón es que es un mal instrumento para redistribuir ingresos. El trabajo de Atkinson y Stiglitz en 1976 demostró que es mejor redistribuir ingreso a través de un impuesto progresivo al ingreso y es ineficiente hacerlo a través de un impuesto al consumo como el IVA. Si se quisiera tener un sistema tributario que redistribuya más, la solución es recaudar menos del IVA y más del impuesto al ingreso en vez de poner exenciones o tasas más bajas de IVA.
Por último, es importante señalar que bajar la tasa de IVA a un bien no garantiza que su precio baje. Las experiencias con reducciones de la tasa de IVA a sectores particulares no han sido exitosas. Por ejemplo, en 2009 Francia redujo la tasa de 19,6% a 5,5% para los restaurantes con la idea de que bajaran los precios o aumentaran los salarios de quienes trabajan en restaurantes o se crearan nuevos empleos. La evidencia es que los precios bajaron apenas 1,1% y no aumentaron ni el empleo ni los salarios. En Alemania se redujo el IVA a los hoteles de 19% a 7% para estimular el turismo y la economía, pero el impacto en precios fue cero.
Desde hace tiempo, el consenso es que una buena política tributaria respecto al IVA es tener una sola tasa pareja y ojalá ninguna exención. En Irlanda la Commission on Taxation que evaluó reformas para mejorar el sistema tributario en 1984, recomendó tener una sola tasa de IVA para todos los bienes y servicios, ya que eso reduce los costos de administración y fiscalización del impuesto junto con mejorar la eficiencia en la asignación de recursos en la economía. La misma recomendación hace la OCDE a los países miembros e igual propuesta hizo el informe Mirrlees en Inglaterra en 2011.
Por eso me parece una mala idea empezar a considerar en Chile tasas de IVA diferenciadas o agregar más exenciones. De hecho, soy partidario de derogar las exenciones existentes y así bajar la tasa de IVA.
Publicado en El Pulso.