Incendios forestales: un desafío pendiente

2 de Noviembre 2017 Columnas

Los recientes incendios forestales en California y Portugal han afectado a miles de personas. La pérdida irreparable de vidas humanas, las impactantes imágenes de paisajes desolados y barrios completamente arrasados han dejado clara la magnitud de estos desastres. Las cifras son elocuentes: en California los incendios dejaron 42 muertos, el mayor registro para ese estado y el mayor en EE.UU. desde 1918. En Portugal murieron 110 personas, la cifra más alta de su historia. A esto se suman los trágicos incendios ocurridos en Chile durante el verano pasado: 12 muertos -recientemente falleció un brigadista herido en ese entonces- y la impactante devastación de Santa Olga.

Los eventos ocurridos en Chile y el extranjero evidencian que las regiones mediterráneas enfrentan un problema similar de incendios forestales, asociado a la propagación de incendios hacia las áreas de interfaz urbano-silvestre, afectando a miles de personas. Esta situación debería empeorar debido al crecimiento de la población, el crecimiento económico y el cambio climático. Se comprueba nuevamente que ante condiciones meteorológicas extremas y con biomasa expuesta a sequías prolongadas, los esfuerzos para combatir los incendios pueden verse sobrepasados rápidamente, generando desenlaces catastróficos.

El desafío es mitigar el riesgo de incendios al que está expuesto la población en la interfaz. La gestión del riesgo de incendios permite que las autoridades destinen los mayores esfuerzos a los sectores de mayor riesgo. Sin embargo, a nivel mundial no hay metodologías de cuantificación de riesgos de incendios forestales en la interfaz. Los eventos de 2017 han resaltado estas carencias en California, Chile y Europa.

Chile puede tener un rol importante en el desarrollo de nuevas formas de gestión de riesgos de incendios. En el Congreso se discuten nuevas regulaciones para las urbanizaciones en la interfaz urbano-silvestre. La comunidad científica nacional está en la posición de contribuir al entendimiento científico de la dinámica de incendios. Esto ayudará a diseñar casas más resistentes ante incendios, a elaborar mapas de riesgo y a desarrollar de modelos computacionales de incendios forestales que servirán de herramientas a brigadistas y municipios. Estas contribuciones tendrán aplicaciones en el resto de las zonas mediterráneas del planeta. La colaboración entre el Gobierno, municipios, empresas y universidades es fundamental. Sólo así se podrán evitar desastres como los de este año.

Publicado en El Mercurio de Valparaíso.

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