Estancados, pero gastadores

1 de Octubre 2017 Columnas

Uno de los indicadores con mayor reputación e influencia internacional para seguir el pulso de 137 países en términos comparativos es el índice de competitividad Global del World Economic Forum, que en Chile se realiza en conjunto con la Universidad Adolfo Ibáñez (índice WEF-UAI). Se acaba de publicar la última versión que entrega interesantes conclusiones después de 10 años de la crisis financiera (*). La señal más preocupante a nivel internacional es que la banca internacional todavía muestra algunos indicios de vulnerabilidad. Y en relación a Chile, que sigue liderando la región, los resultados no son desalentadores. Pero muestran la porfiada persistencia de los problemas de siempre más una inquietante novedad: la gradual y sostenida caída en lo que era nuestra admirada fortaleza: la macroeconomía.

El índice WEF-UAI comprende 12 pilares que nos permiten desglosar la posición competitiva y los desafíos de los países. Es un trabajo serio y riguroso para compararnos con otros y analizar nuestra evolución. Partamos por el titular: Chile se mantiene en el lugar 33 como el indiscutible líder del barrio. Pero la tendencia es preocupante. El año 2004 ocupábamos el lugar 22, o sea, estábamos ad portas de los top 20, frente al desarrollo. Éramos los tigres de Latinoamérica. La estrella que titilaba en el firmamento de la región. La Roja que aspiraba a las grandes ligas. No en vano el año 2010, bajo el gobierno de Bachelet y gracias a Andrés Velasco, Chile era el primer país sudamericano que ingresaba como miembro en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde), el exclusivo club de 35 países ricos. Eran tiempos mejores, sin duda.
Nuestra evolución, como puede desprenderse del gráfico Nº 1, no ha sido auspiciosa. Desde entonces hemos perdido mucho tiempo. Y durante este gobierno, si hacemos bien los números, prácticamente no hemos crecido. Peor aún, hemos gastado más de la cuenta.

En efecto, lo más preocupante de los resultados para este año es la caída en el pilar “ambiente macroeconómico”. Bajamos del puesto 32 al 36. Chile era considerado como una Meca de la responsabilidad fiscal. Llegó a ser un referente mundial en manejo macroeconómico. Pero hoy esa realidad ha cambiado. Como se puede apreciar en el gráfico Nº 2, el año 2007 ocupábamos un destacado lugar 12. El 2011 y 2012, como flamantes y orgullosos nuevos miembros de la Ocde, estábamos en el lugar 14. Durante el gobierno de la Nueva Mayoría partimos en el lugar 22 el año 2014. Pero el 2015 bajamos al 29, seguimos bajando al 32 el 2016 y este año hemos llegado a la posición 36. Ese lugar 36 nos deja por debajo de algunos países que antes nos miraban con admiración.

Y vale la pena entrar al detalle de este pilar Y vale la pena entrar al detalle de este pilar para explicar la causa de esta sostenida baja. El pilar “ambiente macroeconómico” comprende cinco componentes, donde uno de éstos ha sufrido el impacto del manejo fiscal. En el “balance presupuestario fiscal” llegamos a estar entre los top 10 el año 2008, pero desde el año 2013, cuando ocupábamos el lugar 22, hemos ido cayendo sostenidamente. Durante el primer año del gobierno de la Nueva Mayoría bajamos al lugar 32. El 2015 alcanzamos el puesto 38 y el 2016 sufrimos otro salto, para llegar al lugar 49. Hoy nos ubicamos en un deshonroso lugar 69.
No vale la pena repasar el aumento del gasto fiscal, las excesivas y muchas veces arbitrarias contrataciones en el sector público o las promesas de gratuidad universitaria universal para entender este fenómeno. Sólo recordar que es muy común que los gobiernos inspirados por las viejas y probadas recetas socialistas suelen dejar problemas económicos. Basta mirar la historia. O el vecindario, para entender lo que significa gastar o, peor aún, gastar cuando ni siquiera hay crecimiento.

Por último, el WEF concluye que los cuatro principales obstáculos para hacer negocios en Chile son “regulaciones laborales restrictivas”, “burocracia de gobierno ineficiente”, “inestabilidad de las política públicas” y “regulaciones de impuestos”. Vaya novedad. Todo esto, sin lugar a dudas, obedece a esa realidad que los nostálgicos de la Nueva Mayoría no quisieron ver.
Chile sigue siendo el país más competitivo del barrio, pero tenemos que volver a mirar a países como Nueva Zelandia, un buen modelo a seguir. Nos mantenemos estancados con los mismos problemas en capital humano, educación y mercado laboral, pero por primera vez enfrentamos un serio llamado de alerta respecto de nuestra macroeconomía. Si la Señora Juanita entiende perfectamente lo que significa gastar más de la cuenta en épocas de vacas flacas, este gobierno no lo quiso entender. Es el último desafío del ministro Eyzaguirre, quien haría bien en recordarnos ese viejo e irrefutable dicho chileno: al final, “paga Moya”.

(*) Ver http://www3.weforum.org/docs/GCR2017-2018/05FullReport

Publicado en La Tercera.

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