Créditos de casas comerciales

25 de Julio 2011 Columnas

Las Casas Comerciales participan básicamente de dos negocios que son distintos: por un lado está la venta al detalle, es decir la comercialización masiva de productos uniformes a grandes cantidades de clientes. Un segundo negocio en que las mismas empresas participan es en el otorgamiento de créditos a sus clientes. Este segundo negocio ha adquirido una importancia significativa en los resultados de las casas comerciales en los últimos años. Por ejemplo en los últimos 2 años más del 60% del margen bruto (ingreso menos costos) obtenido por La Polar correspondió al segmento financiero, es decir los ingresos netos del negocio financiero en esta empresa son significativamente mayores a los ingresos netos obtenidos en el negocio del retail, de hecho el año 2009 los duplican casi exactamente.

El crecimiento significativo en la importancia de este negocio ha sido impulsado por las propias empresas de retail, lo que se explicaría por una serie de razones. La primera razón es que el negocio financiero presenta márgenes más elevados (como proporción de los ingresos) que el negocio de venta al detalle. En el año 2010 el margen bruto del negocio de retail en la Polar fue de 23% y el margen bruto del negocio financiero fue de 38%. La diferencia de márgenes operacionales debe ser aún mayor pues si una casa comercial eliminara su actual negocio financiero eso no provocaría una disminución significativa en los gastos de administración y ventas que hoy enfrenta.

Una segunda razón es que estos dos negocios son complementarios en el sentido de que el crédito otorgado por las casas comerciales potencia las ventas al detalle de la misma institución al proveer a los clientes de un mecanismo alternativo de financiamiento. Este efecto de complementariedad también se da en el sentido inverso pues las compras al detalle estimulan el uso de crédito de las mismas instituciones. De hecho es habitual que las casas comerciales impulsen a sus clientes a tomar créditos por la vía de ofrecer el mismo precio en cuotas y al contado, es decir por la vía de no ofrecer descuentos por el pago al contado se crea la ilusión de que se está obteniendo un crédito a una tasa de 0%, lo que no es realmente cierto a todo evento.

Los créditos comerciales enfrentan regulaciones muy distintas de las que enfrentan los créditos bancarios. Esto ocurre pues los bancos prestan dinero que no les pertenece sino que fue obtenido mediante depósitos efectuados por terceros. Es por este motivo que la autoridad impone una fuerte vigilancia sobre las decisiones de crédito que ofrecen los bancos, siendo esta vigilancia ejercida por instancias tales como la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) y el Banco Central de Chile.

En el caso de las casas comerciales el nivel de regulación es significativamente menor en algunos casos y es inexistente en otros. Las casas comerciales que emiten y operan tarjetas de crédito no bancarias y cuyas transacciones con entidades no relacionadas con el emisor superen el millón de UF por año, sí están reguladas por la SBIF. En la actualidad, en virtud  de esa norma, son fiscalizadas por ejemplo Falabella, Ripley, Cencosud y La Polar, pero no lo son otras como Tricot, Corona e Hites. Las casas comerciales fiscalizadas deben presentar un informe anual de evaluación de gestión y control de riesgos, conocido como “procedimientos acordados”. Este es un trabajo realizado por auditores externos inscritos en el registro que mantiene la SBIF, quienes deben aplicar procedimientos de revisión previamente acordados con las entidades evaluadas a fin de satisfacer los requerimientos de información del fiscalizador.

Existe además un nivel de información distinto al momento de aprobar créditos en el sistema bancario del que existe en el caso de casas comerciales. Esto se debe a que los bancos cuentan con acceso a la información agregada del nivel de deudas de una persona en el sistema financiero bancario, con el propio banco y con los otros bancos pertenecientes al sistema. Las casas comerciales en cambio no poseen acceso a la información de la situación de crédito de una persona con otras empresas comerciales ni con el sistema bancario, razón por la cual otorgan créditos con un nivel de información menor, lo que hace que dichos créditos presenten un mayor nivel de riesgo de incumplimiento.

El mayor nivel de riesgo implícito en los distintos tipos de crédito se refleja en las tasas que se cobra en cada uno de ellos. Es así como en la actualidad los créditos de consumo de bancos presentan tasas significativamente menores de las que cobran casas comerciales.

Si bien el caso de La Polar ha contagiado inicialmente a otras casas comerciales que otorgan crédito, ante la sospecha del mercado de que ellas pudieran estar efectuando manipulaciones contables similares, a medida que pasan los días ese efecto inicial se ha comenzado a revertir, en la medida que no se han detectado en ellas irregularidades similares. Aún cuando el gobierno ha instruido a las superintendencias respectivas (SBIF y SVS) para que examinen la situación de las restantes casas comerciales, la evidencia disponible sugiere que las malas prácticas detectadas en La Polar no serían utilizadas por otras empresas del sector.

Publicado en Revista Dinero.

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