¿Cómo reactivar la economía argentina?

17 de Abril 2024 Columnas

No es novedad que la economía argentina atraviesa una recesión muy severa. Mientras algunos debaten sobre las formas que tomará la recuperación, otros se preguntan qué se necesita para reactivar el crédito, el consumo y la inversión. En un país con un historial de crisis económicas, explorar episodios pasados puede revelar pistas.

Las crisis del 2001-02, y 1989-90, y la del Rodrigazo de 1975-76, ofrecen ejemplos de contracción y recuperación. En los dos primeros casos, luego de caídas del PBI mayores al 10%, el nivel de actividad rebotó fuertemente. La economía creció a tasas promedios superiores a 9% anual durante 1991-92 y 2003-04. En 1977, tras de dos años de recesión más moderada, el PBI creció un 6.4% y continuó expandiéndose, aunque con algunas caídas, hasta principios de los años 1980.

Estas recuperaciones comparten un denominador común: el enorme flujo de liquidez externa. El boom del campo a principio del nuevo siglo trajo consigo recursos que se expandieron por toda la economía, desde las finanzas públicas hasta la inversión residencial y la industria.

Durante los ‘90, el ingreso de capitales que siguió a la Ley de Convertibilidad y al Plan Brady fue considerable. Los años de la dictadura fueron los de la “Plata Dulce”, cuando el país accedió a grandes cantidades de financiamiento de la banca internacional, los famosos “petrodólares”. En estos dos casos, a diferencia del auge del campo, se trató principalmente de deuda externa.

La relevancia de la liquidez externa en la reactivación de economías en crisis no es exclusiva de Argentina. En la Europa de la posguerra, con países económicamente devastados y con sectores productivos y financieros desarticulados, la recuperación económica dependió en gran medida del flujo de capital externo.

Entre 1948 y 1951, el Plan Marshall transfirió cantidades masivas de dólares a Europa Occidental, financiando inversiones que representaron entre un 3% y un 25% del PIB de los países receptores. Esta asistencia financiera fue principalmente en forma de donaciones, lo que facilitó una recuperación rápida de los países afectados por la guerra, especialmente en Alemania, sin generar problemas significativos de endeudamiento externo.

Esta discusión nos lleva a preguntarnos de dónde provendrá la liquidez necesaria para reactivar el nivel de actividad y sacar a la economía argentina de su crisis actual. El campo es el único sector que crece, expandiéndose fuerte y posiblemente aún más en el segundo semestre. La comparación con 2001 es tentadora, pero hay matices importantes.

En contraste con la depreciación del 200% que siguió al fin de la convertibilidad, gran parte de la devaluación de diciembre de 2023 está siendo rápidamente absorbida por la inflación. Esto no sólo desincentiva la liquidación de cosechas por parte del campo, sino que reduce también el poder adquisitivo de esa potencial liquidez. La tendencia a la baja en los precios de los commodities no ayuda.

El financiamiento externo tampoco parece ser una alternativa viable en el contexto actual. El acceso al crédito del país está dañado desde hace tiempo y las ayudas del FMI se limitarían a desembolsos para pagos de deuda pendientes.

La situación mundial no favorece. Con altas tasas de interés en Estados Unidos y Europa, el flujo de liquidez hacia economías en desarrollo como la Argentina se dificulta y encarece. En cualquier caso, el recurso a la deuda externa puede ser un arma de doble filo, como su historia lo demuestra.

Publicada en El Clarín.

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