Cambiemos el paradigma en torno a la obesidad

14 de Marzo 2024

En el reciente Día Mundial de la Obesidad, es crucial reflexionar sobre cómo abordamos esta condición en nuestra sociedad.

Tradicionalmente, la obesidad ha sido vista a través de una lente culpabilizadora, donde se asume que las personas con obesidad son responsables de su condición.

Esta visión, aunque ha evolucionado en algunos aspectos, sigue estando presente en un gran porcentaje de la población, e incluso en profesionales de la salud, manteniendo una mirada simplista de su abordaje, que puede ser resumida en dos frases que son utilizadas en la cotidianidad «come menos y muévete más» y “lo digo por tu salud”.

Sin embargo, esta mirada ignora la complejidad de la obesidad y las múltiples variables que la influyen, como la genética, el entorno social y económico, la salud mental y las experiencias de vida.

Esta perspectiva puede ser perjudicial, ya que sugiere que las personas con obesidad simplemente necesitan más fuerza de voluntad para cambiar, lo cual no es solo inexacto, sino también estigmatizante.

El estigma asociado a la obesidad puede tener efectos devastadores en la salud mental y física de las personas afectadas.

Se ha demostrado que el estrés causado por el estigma puede conducir a comportamientos poco saludables, perpetuando un ciclo perjudicial para la salud.

Además, la presión para cumplir con los estándares de belleza y salud basados en el peso puede llevar al desarrollo de trastornos alimentarios y problemas de imagen corporal.

Es importante destacar que la evidencia científica nos muestra que no existe ningún tratamiento efectivo a largo plazo para la pérdida de peso.

De hecho, las personas que se someten a intervenciones para perder peso generalmente terminan con un peso mayor en el largo plazo.

Las presiones por «bajar de peso por salud» son uno de los principales motivos por los que las personas se involucran en comportamientos para la pérdida de peso que generan culpa, estrés, ansiedad y vergüenza cuando los “resultados prometidos” no se alcanzan y/o se vuelve a recuperar peso.

Es hora de cambiar el paradigma. En lugar de centrarnos en el peso corporal como indicador de salud, debemos adoptar un enfoque más holístico que priorice la salud y el bienestar en todas las formas y tamaños.

Esto significa reconocer que la salud no está determinada únicamente por el peso, sino por una serie de factores que incluyen la alimentación nutritiva, la actividad física regular, el sueño adecuado, el manejo del estrés y las relaciones sociales.

También, mejorar la salud y el bienestar no siempre implica una pérdida de peso.

Se ha demostrado que adoptar hábitos saludables, como una alimentación balanceada, la práctica regular de ejercicio, un adecuado descanso, el cuidado de la salud mental y la conexión social, pueden mejorar significativamente la calidad de vida, independientemente de los cambios en el peso corporal.

Comprometámonos a desafiar las narrativas estigmatizantes y a promover un enfoque más compasivo y comprensivo hacia la salud y desde una mirada no peso-centrista.

Es importante entender que “salud” y “peso” no son sinónimos.

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