El escándalo de La Polar no sólo tiene efectos en dicha empresa, sino que afecta al mercado accionario completo.
Lo que puede estar poniéndose en duda aquí es la representatividad de la información que entregan las compañías y la capacidad o disposición de auditores, reguladores, clasificadores, institucionales y directorios de pesquisar las anomalías.
Es claro, eso sí, que esto afecta más directamente a las firmas que lidian con la extensión de crédito y, en especial, las no bancarias y particularmente las enfocadas en los estratos de menores ingresos. Pero los inversionistas no tienen por qué no dudar de la información que entregan otras compañías. Y si la información no es fidedigna los problemas de agencia se magnifican.
Todo esto debiese verse reflejado en las valorizaciones de las firmas. Y esto es precisamente lo que parece haber sucedido en la Bolsa local. Hace meses que las acciones chilenas venían siendo favorecidas en su rentabilidad con respecto al mercado mundial. La magnitud de estas rentabilidades corregidas (o alfa) era de poco menos de 1 punto porcentual a la semana (10,7% anualizado). Sin embargo, desde que se desata el tema de La Polar, el índice no sólo deja de ser favorecido sino que empieza a ser castigado duramente, perdiendo 1,7% a la semana (20% anualizado) respecto de lo que se hubiese esperado dada la evolución de las Bolsas mundiales (ver gráficos). Es decir, un 26% anual menos que si se hubiera mantenido el premio que veníamos trayendo. Y lo anterior no proviene exclusivamente del efecto que tienen las acciones del retail en el índice global, puesto que dejando a éstas fuera los resultados son similares.
Basados en estos simples cálculos, los montos involucrados son muy grandes: la pérdida de valor de las firmas listadas en Chile (corrigiendo por dicha pérdida en el mundo durante el período) alcanza casi los US$ 7 mil millones. Es decir, más de seis veces las pérdidas directas asociadas al valor de La Polar.

Publicado en Diario Financiero.