La carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Adolfo Ibáñez siempre se ha destacado por su excelencia y así lo avalan los números: Está dentro de las 3 mejores del país junto a la Pontificia Universidad Católica y la Universidad de Chile, según el último ranking Qué Pasa/ La Tercera. Es la segunda carrera mejor evaluada según el ranking de América Economía 2017 y su porcentaje de empleabilidad al primer año de titulación es el más alto de todos: 92%, según ranking mifuturo.cl de noviembre 2017.

Pero no solo en números se sostiene el prestigio de la carrera: Su modelo educativo único en Chile -junto con entregar una formación profesional y especializada fundamental para la carrera elegida- promueven, entre otros aspectos,  la capacidad de reflexión y pensamiento crítico de los estudiantes, así como también respuestas innovadoras a un mundo que está caracterizado por cambios vertiginosos. “Nuestro modelo de Artes Liberales, Talleres Aplicados y Magíster de Especialización permite que nuestros ingenieros comerciales salgan al mercado laboral habiendo reflexionado en profundidad acerca de los temas fundamentales del ser humano, ejercicio que los ayudará a construir su propia brújula moral, que los acompañará durante toda su vida personal y profesional. Y al mismo tiempo, poseen un nivel de profundidad muy elevado en aquellas áreas de especialización de negocios o economía que eligieron (por ejemplo Marketing, Finanzas,etc) en su último año de formación,” señala el vicedecano de Ingeniería Comercial de la Universidad Adolfo Ibáñez, Pablo Castañeda.

Claro, porque precisamente en el quinto y último año de la carrera los ingenieros comerciales de la UAI pueden escoger múltiples opciones de especialización:

“Los ingenieros comerciales de la UA destacan por una formación de excelencia en negocios y su flexibilidad para adaptarse a los cambios. En lo primero, la formación de excelencia es mucho más que la suma de conocimientos aislados, sino que se trata de la capacidad de utilizar dichos conocimientos (deconstruir y construir lo aprendido) para dar respuesta a los futuros problemas que enfrentarán en su vida profesional. Y en lo segundo, la flexibilidad de nuestros egresados está dada por el sello de innovación y emprendimiento, que los ayuda a tomar los problemas como una oportunidad de mejora,” finaliza Pablo Castañeda.

Los nuevos egresados ya son parte de los 65 años de historia de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez. 6 ceremonias realizadas entre el 20 de noviembre y el 13 de diciembre los transformaron en ahora exalumnos de la universidad. Felicitaciones, generación 2018.