¿Tapas de plástico? Ingenieros Comerciales UAI las transforman en coloridos muebles

10 de Febrero 2017 Noticias

Rafael Salas, Sebastián Santamaría y Javiera Badilla tenían claro, antes de iniciar su proyecto, el tiempo de degradación del plástico: de 150 a mil años. ¿Cómo reutilizarlo? ¿Cómo aprovechar su vida útil?, se preguntaron el 2015 estos ingenieros comerciales de la UAI, cuando preparaban su tesis del Magíster en Innovación y Diseño.

Hoy, son dueños de LUP, un emprendimiento que consiste en la venta de muebles de mimbre fabricados en base al reciclaje y reutilización de residuos de plástico, específicamente polietileno de alta densidad (PEAD/HDPE) que viene en las tapas de las botellas. Al reutilizar este material, se convierte en una nueva materia prima, de bajo costo, resistente y flexible que sirve para fabricar objetos artesanales. “La idea siempre ha estado ligada a hacerse cargo de la cantidad de basura que se genera actualmente y aprovechar las características del plástico como material resistente y durable. El impacto negativo que tiene el plástico cuando se convierte en basura es muy grande, pero en términos prácticos sigue siendo un material que conserva las mismas propiedades cuando se reutiliza, entonces creemos que hay que resolver dentro de ese ciclo”, cuenta Rafael.

El proceso

El equipo comenzó probando con distintos tipos de plástico, verificando dónde se convertía en basura. Así comenzó su trabajo con recicladores base. “Nos dimos cuenta que habían ciertos materiales que ellos no podían reutilizar y las empresas no se los compraban, así que fuimos probando distintos procesos para ver si podíamos dar un nuevo uso a los desechos”. Descubrieron que, moldeando el plástico para que quedara como un filamento flexible, lo podían utilizar artesanos que manejan la técnica del mimbre. Ahora trabajan con artesanos de Chimbarongo y la recolección de tapas la hacen con ayuda de recicladores base. LUP, entonces, tiene un doble impacto: ambiental y social.

¿En qué están?

El proyecto ha tenido muy buena recepción. Como están en la etapa de validación comercial, aún no tienen muebles a la venta, pero sí están enfocados en crear conciencia ambiental y establecer redes de colaboración con artesanos, recicladores y otras empresas. “Nuestra intención es acercar este proceso a las personas para que perciban el valor que ellas mismas generan al reciclar y reutilizar el plástico. De alguna manera, buscamos redefinir la cadena de reciclaje que existe actualmente y articularla mucho más fuertemente desde comunidades (recicladores, artesanos, productores, municipios, consumidores y otros) y no ver a las personas solamente como generadores de basura que separan sus desechos para que llegue una empresa y se los lleve; porque finalmente somos nosotros mismos los que compramos cosas y las utilizamos”, dice Rafael. Para este equipo ha sido un desafío descubrir cómo dar forma al proyecto y diseñar un proceso de reutilización de plástico basado en comunidades. El reciclaje de plástico es algo que existe hace tiempo, pero es distinto montar una fábrica que recoja plástico, lo procese y lo venda a otras empresas. Aunque existen, en LUP creen que el valor del proyecto “está en acercar a las personas comunes a la reutilización del plástico y concientizarlas sobre el impacto que tienen en las cosas que compramos todos los días. Lo que hicimos fue conocer la realidad de ciertas comunidades de personas y diseñamos un proceso que se acercara a su forma de vida y de trabajo, rescatando lo mejor de cada comunidad.”

 

Responsabilidad empresarial

Rafael cuenta que tiene un saber especial hacerse cargo de la responsabilidad que tienen al formar una empresa. “Tiene que ver con el momento que estamos viviendo como sociedad en general, es importante pensar cómo afectan al resto las actividades que hacemos. Esto cobra mucho más sentido al mirarlo desde el punto de vista de una empresa. Se suma el hecho de darle un propósito mucho más profundo a lo que hacemos, que vaya más allá de generar sólo utilidades.”

Escuela de Negocios UAI

El haber estado constantemente presentado proyectos o ideas de negocios en distintos ramos acercó al equipo de LUP al mundo real del emprendimiento. “Adquirimos experiencia sobre como presentar nuestro trabajo”, dice Rafael. Luego, el Magíster en Innovación y Diseño que imparte DesignLab UAI los ayudó a entender lo que estaban haciendo de forma mucho más global. Ahora, LUP cuenta con el apoyo del Centro de Interfaces Emergentes de la mencionada Escuela. “Ha sido super importante porque gracias al CIE hemos podido seguir desarrollando prototipos e ideas de proyectos (a través del FabLab de la Universidad y Carolina Pino, directora del CIE). Nos han orientado sobre cómo prepararnos, desde conversaciones informales hasta apoyo concreto para postular a fondos o levantar financiamiento.”

El 2016, LUP ganó un fondo del programa de Alto Impacto del Centro de Innovación UC, que premió a 10 emprendimientos de los 170 que postularon, por su proyección de generar un cambio positivo en la sociedad.

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