UAI firma convenio de colaboración con la Asociación de Sonrisólogos de Chile

20 de Diciembre 2019 Vinculación con el Medio

En El Centro de Estudios y Atención a las Personas (CEAP) de la Escuela de Psicología UAI en Viña del Mar, se firmó el Convenio de Colaboración entre la Asociación de Sonrisólogos de Chile y la Universidad Adolfo Ibáñez.

El acuerdo contempla el desarrollo de la investigación a cargo de la profesora de Psicología, Victoria Valdebenito, que se centrará en el trabajo realizado por la organización Sonrisólogos, quienes se desempeñan como clowns terapéuticos (payasos) y forman parte del equipo interdisciplinario de salud de Oncología y de Cuidados Paliativos del Hospital Sótero del Río en Puente Alto.

En concreto, la docente estudiará la “relación entre el niño, su familia, el payaso terapéutico y el equipo sanitario de cuidados paliativos y cómo, en esta relación que tiene distintas aristas, se construye la visión de la vida y la muerte; qué significado tiene para los niños y familias esa relación en ese periodo particular y qué relevancia tiene el clown terapéutico para trabajar ese contexto”, explicó Valdebenito.

A largo plazo, la investigación tiene un objetivo práctico concreto que se materializará en “la elaboración de un manual de formación para payasos terapéuticos que trabajen en contextos de cuidados paliativos. Este era el requerimiento de la asociación, que tuvieran un material con el cual seguir capacitando a su equipo para hacer este trabajo”, explicó la profesora.

La asistente social, Carola Garabano, y la psicóloga, Susana Alegría, son las creadoras de Sonrisólogos y destacaron la importancia del proyecto, pues de esta forma podrán sistematizar los años de experiencia con los niños y familias a las que han intervenido y podrán “tener los indicadores que nos permitan poder decir por qué este proyecto es importante y por eso esta investigación ha sido motivo de agradecimiento a la Universidad por elegirnos para trabaja en conjunto”, afirmó Garabano.

La directora de Investigación UAI, Paula Rojas, aseguró que “a nosotros lo que nos interesa es que nuestros investigadores tengan un impacto lo antes posible en nuestra sociedad, sobre todo en el contexto actual” y por lo mismo la relevancia de este estudio porque “tiene un fuerte sentido valórico y humano. No es solo con el fin de crear conocimiento, es una investigación con el fin de mejorar personas y que se va a materializar de inmediato sobre un trabajo que ya está generando bienestar”, apuntó.

Clowns al servicio de los niños

Sonrisólogos nació en el 2007 gracias al financiamiento de la Municipalidad de Puente Alto y se ha consolidado como una parte fundamental del equipo de Oncología y de Cuidados Paliativos del Hospital Sótero del Río en el que “un grupo de profesionales está fijándose en qué es lo mejor para la calidad de vida del niño hasta que muera”, detalló Garabano o también conocida  como “Capullo”, su nombre de payasa.

“El clown como técnica teatral no es interpretar un personaje; eres tú mismo y de ahí la dificultad. Es el encuentro de un ser humano con otro ser humano y la nariz roja que nos caracteriza”, explicó Susana Alegría quien se hace llamar la payasa “Marichu”.

Las profesionales indicaron que su labor se aleja de lo que comúnmente se conoce como risoterapia, puesto que “nuestro objetivo no es hacer reír, sino ser puente para que el otro exprese la emoción que necesita: la alegría, la pena o la rabia. Además, acercamos, nosotras somos mediador entre la familia, el niño y el grupo médico”, puntualizó Alegría.

El equipo de Sonrisólogos tiene un método de trabajo que siguen exhaustivamente para cumplir con su objetivo: “improvisamos en base al material que el niño nos entrega porque está en una situación de vulnerabilidad máxima y nosotros, en el umbral de la puerta, preguntamos si podemos entrar y es el niño quien decide si quiere o no que entremos. De esa forma entregamos autonomía y es él quien tiene el poder de elegir”, agregó la psicóloga.

Ambas payasas afirman que “ser clown es lo más serio que hemos hecho en nuestras vidas, paradojalmente, porque trabajamos en un hospital muy vulnerable entre la vida y la muerte”.

En eso también concuerda la docente Victoria Valdebenito quien se ha desempeñado como clown desde 2008 y por lo mismo “desde ahí nace mi interés en estudiar este tema porque es nuevo en Chile y el mundo. Falta mucha evidencia para probar que esto sirve y que es una interacción poderosa en el bienestar de los niños”, afirmó y en ese camino está direccionada su investigación.

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