RobotLAB UAI: robótica social desde las comunicaciones

2 de Diciembre 2020 Noticias

Durante el último tiempo han ido emergiendo diversos laboratorios a nivel mundial dedicados a investigar los robots sociales, que son aquellos que pueden interactuar con las personas de manera significativa, utilizando lenguaje verbal y no-verbal.  Dentro de esta tendencia la Escuela de Comunicaciones y Periodismo UAI lanzó RobotLAB UAI dirigido por la investigadora Carmina Rodríguez, cuya área de experiencia se centra principalmente en la metodología de investigación y los efectos de la tecnología digital.

“Al alero de proyectos recientemente adjudicados en investigación en robótica social (FONDECYT, fondo interno Redes UAI), sentí que sería apropiado formar un laboratorio para organizar de manera más formal la conducción de investigación empírica en esta área”, explica la directora académica, quien agrega que aún más allá de esto, lo importante del laboratorio es que busca ser un punto de encuentro y colaboración para aquellos interesados en la robótica social, formar colaboraciones científicas tanto nacionales como internacionales, acercar esta temática a los estudiantes y formar una comunidad para desarrollar esta área tan incipiente en nuestro país.

RobotLAB UAI, que ya cuenta con afiliaciones con COMBOTLABS (Universidad de Western Michigan) y CHILDROBOT (Universidad de Ámsterdam), estudiará como temas centrales las gratificaciones obtenidas al interactuar con un robot social y otros estudios respecto a las posibilidades de interacción de robots sociales.

 En Chile, cuenta la investigadora, la robótica social es incipiente al igual que en otros lugares del mundo, pero ya existen iniciativas apoyadas por el Estado chileno como el robot antropomórfico Sima, que es utilizado para apoyar la educación y otros robots del área salud como el robot Eva y Ramp.

Asimismo, la académica explica que en tiempos de pandemia la robótica ha tenido un papel en ayudar a combatirla ya sea con robots “funcionales” como drones que permiten dejar medicamentos o insumos contra el Coronavirus en localidades alejadas, o con robots más sociales que permiten un contacto con el doctor y pacientes, o bien de los pacientes internados con sus visitantes, tal como el robot Eva utilizado en el Hospital Padre Hurtado.

“Estos robots enfocados al área salud tienen además funciones básicas como controlar la temperatura o guiar al paciente con respecto a sus síntomas. En todas estas áreas la gran ventaja de los robots es la de actuar como comunicadores, facilitadores y guías, en un momento en que se debe evitar el contacto entre humanos”, cuenta la investigadora.

Para poder aumentar la presencia de robots sociales en Chile, la académica explica que es necesario una mayor investigación y, por ende, un crecimiento de una comunidad investigativa en Chile que estudie estos temas: “Dado que existen diversos aspectos éticos a tratar en el desarrollo e implementación de estos robots, sería ideal el tener cooperaciones entre universidades, el Estado y la industria, para buscar desarrollar prácticas o incluso modelos de robots sociales que se amolden a criterios éticos”.

La página del  laboratorio, robotlab.uai.cl, cuenta además con una sección de noticias en torno a robótica social e inteligencia artificial, que el público puede visitar. “Además, los interesados pueden contactarnos si les gustaría armar charlas o conversatorios respecto del tema y/o organizar talleres de difusión en cuanto a la robótica social, los cuales también tenemos planificado organizar nosotros en el futuro”, comenta Carmina Rodríguez.

 ¿Qué importancia tiene para la UAI que se realice este tipo de investigación ligada a la robótica? La directora de RobotLAB UAI afirma que es importante que la Escuela de Comunicaciones y Periodismo esté adelantada ante los desarrollos tecnológicos poder contribuir con investigación de manera previa antes de que una tecnología se masifique: “La robótica social se proyecta como uno de los grandes adelantos que impactará nuestra vida a 10 o 20 años y creo es muy propicio crear consciencia sobre estos temas y no sólo generar conocimiento científico, pero también aportar al conocimiento de la población general en torno a estas tecnologías. En términos de la Escuela, es positivo el aumentar su alcance y líneas investigativas en áreas emergentes de la comunicación”, concluye.

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