La evidencia refleja los múltiples beneficios que tiene la práctica de mindfulness en la vida de las personas, no hay duda de eso, sin embargo, existe una idea de que incorporarla es difícil, que por el ritmo de vida que llevamos y la escasez de tiempo que existe, no es posible realizarla, ¿por qué pasa esto?

Claudio Araya, académico de la Escuela de Psicología y Director del Diplomado en Mindfulness Relacional reconoce la dificultad de mantenerse en presente, “porque estamos acostumbrados a distraernos, vivimos en una cultura que promueve eso, nos carga el aburrimiento, nos carga sentir que no tenemos nada que hacer e inventamos cosas que hacer. Por eso que es difícil mantenernos presentes, volver a unir la mente y el cuerpo en un mismo momento”.

Y es que primero hay que entender que el Mindfulness no busca que estemos presentes todo el tiempo, se trata de darnos cuenta que nos vamos y volver amablemente al aquí y ahora, esa es su particularidad.

Sabemos que después de estar todo el día conectado, es bueno salir del espacio, tomar aire,  sentarnos a un banco y escuchar los pajaritos, ese momento es muy valioso, pero claro, es fácil distraerse porque estamos en un contexto con muchas distracciones, el teléfono, la tecnología, “podemos salir a caminar y de un minuto a otro mi mente se va, me acuerdo que tengo que mandar un mensaje, responder un mail, los pendientes, la casa, etc., y es inevitable que eso ocurra, porque está en la naturaleza de nuestra mente irse, distraernos, desconectarnos, muchas veces sin darnos cuenta”, agrega Araya.

¿Por qué cuesta tanto estar en el presente?

Es difícil porque nos cuesta hacernos el hábito, nuestro cerebro está continuamente distrayéndose y no lo podemos evitar, además, el contexto nos distrae, el teléfono, la tecnología está hecha para llevar la atención a otra parte, está diseñada para eso.

Finalmente, el problema es que “nuestra atención es mala fiscalizadora de si misma, es decir, no se da cuenta de cómo se distrae, y así es como estamos mucho rato distraídos, en el celular, en el computador, y no nos damos cuenta todo el tiempo que estuvimos metidos en eso, desconectados. Hasta que nos damos cuenta y volvemos”, indica el académico.

Lo positivo es que no estamos condenados a vivir así, aun cuando nuestra mente se va a ir siempre, tenemos la hermosa capacidad de darnos cuenta que “nos fuimos” y volver a estar aquí, y eso se puede entrenar, ¿cómo? desarrollando el hábito de invitarnos a quedarnos un rato en el momento presente, haciendo cosas simples como:

• Entrar en contacto con los sentidos
• Sentir el cuerpo
• Soltar el teléfono
• Caminar
• Escribir
• Hablar
• Meditar
• Volver a las sensaciones
• Mirar los árboles, el cielo.