Todo lo que está pasando en Chile y el mundo producto de la propagación del Covid-19 ha alterado las formas de vida de maneras impensadas, y probablemente modifique las de futuro también. La UAI es consciente de esto, no son tiempos normales, pero no se puede renunciar a las funciones sociales esenciales que la representan: la formación de jóvenes y el cultivo del pensamiento superior. No obstante, se ha demostrado la capacidad de adaptación a esta nueva realidad.

Se cumple un mes desde que la crisis sanitaria obligó a la UAI a suspender las clases presenciales, gracias al esfuerzo y compromiso de toda la comunidad UAI, y prácticamente el 100% de las clases están siendo impartidas de manera remota.

El rector Harald Beyer destaca que “supimos reaccionar sobre la marcha, y es destacable que en estas semanas hayamos hecho más de 550 clases en forma remota diariamente, con un promedio de participantes que supera las 28 mil 500 personas cada día”. La UAI ha aprendido de esta experiencia y ha recibido sugerencias para mejorar, tanto por parte de los estudiantes en la voz de sus representantes, directores de docencia, académicos y equipos de la Vicerrectoría Académica.

¿Cómo ha sido la experiencia de implementar nuevas metodologías de aprendizaje para nuestros académicos y académicas?

Pablo Castañeda, Vicedecano de Ingeniería Comercial UAI.

“Naturalmente, pasar de la planificación a dictar casi 500 sesiones semanales de clases de un viernes a un lunes fue extraordinariamente desafiante para todos, especialmente para docentes y estudiantes. Habiendo concluido las encuestas tempranas, los resultados han sido muy positivos. Hay una enorme valoración de parte de los estudiantes del esfuerzo que han realizado sus profesores y viceversa, y una gran empatía por parte de los docentes por las nuevas condiciones en las que nuestros estudiantes deben continuar sus estudios”.

Magdalena Browne, Decana de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo UAI.

 “Hacer clases remotas ha sido un gran desafío para los estudiantes, docentes y administrativos de nuestra Escuela de Comunicaciones y Periodismo: de la noche a la mañana, literalmente, hemos adoptado nuevas prácticas, así como herramientas pedagógicas y tecnológicas, en un aprendizaje colectivo que se mezcla con la transformación que experimentan nuestras vidas cotidianas y entorno.

El compromiso y esfuerzo conjunto de la comunidad que constituye nuestra escuela ha permitido que haya continuidad en los procesos de enseñanza, enfocados en el aprendizaje profundo de nuestros estudiantes. Sabemos que todavía hay aspectos que podemos seguir mejorando. Para lograrlo contamos con un capital humano muy valioso: el pleno compromiso de todos con una educación de excelencia y personalizada, en un ambiente fraternal y de colaboración”.

Jorge Sanhueza, Decano Escuela de Psicología UAI.

 “En muchas ocasiones las circunstancias nos obligan a cambiar y esta pandemia a una velocidad inesperada, nos exigió cambiar e implementar en menos de 48 horas todo un sistema de clases virtuales. Los profesores y los estudiantes hemos debido reaprender a relacionarnos, y gracias al apoyo de un gran equipo, las cosas van saliendo bien. Me sorprende, particularmente, la alta asistencia de los estudiantes de nuestra Escuela, y creo que todos valoran nuestra capacidad de sostener el foco en los aprendizajes.

Las clases han debido cambiar, las interacciones se han vuelto más complejas, los syllabus y las evaluaciones se han ido adecuando, sin embargo, la clave ha sido la capacidad de comunicarnos. Este es nuestro desafío permanente, y en esto seguimos trabajando”.

Soledad Arellano, Decana Subrogante Escuela de Gobierno UAI.

“La implementación de nuestros programas en modalidad online ha sido un desafío tanto para profesores como estudiantes, pues todos hemos tenido que adaptarnos rápidamente a este nuevo formato. Hemos tratado de enfocarnos principalmente en los resultados de aprendizaje de los estudiantes, de modo que el logro de estos no se vea perjudicado por el hecho de no tener clases presenciales. Al mismo tiempo, hemos mantenido abiertos, de manera permanente, canales de comunicación con nuestros estudiantes y profesores de modo de ir generando cambios, cuando ha sido necesario. Creemos que, a pesar de las dificultades iniciales, la experiencia ha sido positiva. Por último, es indudable que a partir de esta experiencia se generará un aprendizaje que nos permitirá, en un futuro esperamos cercano, hacer las clases combinando lo mejor de la modalidad presencial y de la remota, lo que sin lugar a dudas será una ganancia para todos”

Relly Pellicer, Director de Docencia, Facultad de Ingeniería y Ciencias UAI.

“Estamos en una especie de segunda etapa, que tiene que ver con ajustar los contenidos de los cursos, las metodologías, acostumbrarnos a la cultura de hacer clases en línea, el lenguaje, los “usos”. Ha sido necesario desarrollar apuntes, cápsulas de video, virtualizar los laboratorios y una serie de medidas que ajustan las prácticas a los nuevos canales y modos de comunicarse entre estudiantes, ayudantes, profesores y autoridades. También se han modificado las evaluaciones y sus formatos. Los alumnos y profesores han debido adaptarse a las nuevas reglas”.

Susana Espada, Directora Académica Facultad de Derecho UAI

“La experiencia de enseñar en la distancia fue un enorme desafío al comienzo, por lo inesperado, la necesidad de tener que adaptarse rápidamente a plataformas tecnológicas, replantearnos nuestros esquemas docentes. Sin embargo, en menos de una semana y media comenzamos a encontrarnos en este nuevo espacio virtual junto a nuestros alumnos, a manejar vocabularios inéditos, explorar plataformas para muchos desconocidas y, de a poco, docentes y alumnos hemos ido creando nuestro espacio donde poder seguir aprendiendo juntos estando separados. Son muchos los desafíos que nos quedan por delante, pero en este proceso de aprendizaje estamos todos unidos”

Niels Rivas, director académico Facultad de Artes Liberales UAI.

“La experiencia de hacer clases a distancia ha sido un tremendo desafío. En unos cuantos días los profesores tuvimos que adaptar nuestros cursos y metodologías a una realidad totalmente nueva; tuvimos que aprender a usar zoom y aplicaciones de webcursos de las que jamás habíamos tenido noticia; tuvimos que acostumbrarnos a una forma inédita de interactuar con nuestros estudiantes; tuvimos que encontrar en nuestras casas un espacio apropiado para concentrarnos y, quienes tenemos hijos chicos (y no tan chicos), tuvimos que poner nuevas reglas en la casa para evitar que durante una clase se escucharan gritos o peleas de hermanos o música a todo volumen. Ha sido, sin duda, una experiencia intensa como pocas. Y al mismo tiempo muy fructífera. Durante este  primer mes los profesores nos hemos organizado y comunicado permanentemente para ayudarnos y compartir con otros lo que hemos ido aprendiendo sobre la marcha, y sobre todo se ha generado un genuino y firme compromiso por sacar adelante el semestre, y lograr que nuestros estudiantes aprendan y continúen su formación a pesar de lo adversas que son las circunstancias actuales. No ha sido en absoluto fácil y todavía queda mucho por recorrer, sin embargo, como se suele decir, las crisis sacan lo mejor o lo peor de las personas y en este caso ha quedado claro que nuestros profesores y profesoras han entregado lo mejor de sí”.