Mente Sana en Cuerpo Sano

1 de Junio 2018 Investigación Noticias

Visibilizar el tema de los trastornos alimentarios es lo que busca la Academy for Eating Disorders (AED) al conmemorar este 2 de junio el Día Mundial de Acción por Trastornos de la Conducta Alimentaria. La directora del Centro de Estudios de la Conducta Alimentaria (CECA), Claudia Cruzat señala que “si bien no es un asunto de salud pública en muchos países (a diferencia de la obesidad) es un tema en el que sí hay que hacer intervención, ya que implica muchos gastos y a nivel de gobierno debieran existir políticas al respecto. En Chile no hay programas gratuitos o accesibles para personas con bajos recursos con trastornos alimentarios”.

El Manual de Diagnóstico Psiquiátrico establece que los trastornos son Anorexia, Bulimia y Trastorno por Atracón, entre otros, sin embargo, la obesidad es considerada una enfermedad y no entra en esta categoría. Frente a esto, la académica señala que es necesario ampliar esta mirada y proponer trabajos preventivos, dado que Chile pasó de ser un país con desnutrición infantil a uno con obesidad infantil en 40 años. La propuesta actual es hacer prevención integrada, que aborde tanto los trastornos alimentarios como la obesidad.

Un estudio de la Organización de las Naciones Unidades para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la OMS, asegura que Chile está dentro de los tres primeros países sudamericanos con mayor sobrepeso y obesidad, tanto en mujeres, hombres y niños menores de cinco años. Según la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2016-2017, el 74% de la población tiene exceso de peso y 470 mil viven con obesidad mórbida (3,2% de la población).

Políticas Públicas al respecto

Preocupados por este fenómeno, el ministerio de Hacienda y Salud del gobierno anterior solicitó al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) un estudio que propone aplicar impuestos a productos que tengan sellos “altos en”. La entidad internacional decidió que un grupo de expertos de universidades chilenas estuviese a cargo del trabajo y fue así como convocó a académicos de la UC, U de Chile y UAI (profesores Guillermo Paraje de la Escuela de Negocios y Claudio Agostini de la Escuela de Gobierno). “Los impuestos incrementan los precios, lo que provoca por un lado un desincentivo a las personas a comprar alimentos que tienen mayor cantidad de nutrientes críticos y, segundo, incentiva al productor a reducir la cantidad de estos en sus productos, entonces el incentivo es doble”, explica el académico Guillermo Paraje.

Según el estudio, los daños que se provocan a la salud no solo afectan el bolsillo de la población, sino también al Estado, por los recursos que se deben destinar a tratar enfermedades crónicas de la sociedad en general. La investigación plantea, luego de simulaciones epidemiológicas, que “la eliminación del consumo excesivo de sal en la población chilena podría por sí sola llevar a una reducción de un 49% de los casos anuales de hipertensión y un 41% de los eventos de Accidente Cerebrovascular (ACV)”. Además, indica que “un 59% de los nuevos casos de diabetes sería prevenido con la eliminación del exceso de peso en la población”. En síntesis, los costos calculados por el análisis de lo que se ahorraría el sistema público en tratamientos ascenderían a $32.224 millones.

La directora del Centro de Estudios y Conducta Alimentaria UAI (CECA UAI) señala que el problema está en la concepción de alimentación que tienen los chilenos, “lo esencial es poder generar conciencia de la importancia de tener un estilo de vida saludable, más allá del peso. Importancia asociada no solo a la salud física sino también a la salud mental, y al bienestar en todos los ámbitos de la vida”.

Trastornos alimentarios: un problema de salud mental

En relación a los trastornos alimentarios, la académica señala que en Chile la tendencia actual muestra un aumento en trastornos alimentarios en todas las edades, desde niños muy pequeños hasta hombres. “En CECA investigamos con población normal y descubrimos que el 100% de las mujeres tienen algún nivel de insatisfacción en su cuerpo. Y los niveles de insatisfacción están altamente relacionados con los trastornos alimentarios, entonces ahí hay un tema”. El trastorno en niños está muy relacionado a la inconformidad de las madres “hay personas con cuadros subclínicos, que presentan los síntomas pero no necesariamente tienen el trastorno, si tienes una mamá que todo el día se preocupa de lo que engorda o no, y  ven que solo come lechuga y están todo el día escuchando lo mismo” señala la profesora de Psicología.

Lo primero es entender que un trastorno alimentario es un problema de salud mental, no es un capricho, ni una moda, no depende solamente de la voluntad, ni afectan solo a gente extremamente delgada; tiene implicancias biológicas, psicológicas y sociales.

Actualmente existen instituciones que se enfocan en visibilizar el tema del trastorno alimentario, con el fin de que sea tema de salud pública, “los tratamientos multidisciplinarios son muy caros, vas a psicólogo, psiquiatra, nutricionista, nutriólogo, kinesiólogo, y como no es tema de salud pública, nadie te ayuda” cuenta Cruzat.

El Centro de Estudios de la Conducta Alimentaria de la Universidad Adolfo Ibáñez (CECA), cuenta con un centro de especialización pensando en personas con escasos recursos, y busca crear un equipo multidisciplinario a precios accesibles, “nuestro objetivo tiene que ver con generar mayor accesibilidad a pacientes con menos recursos, porque sabemos que los tratamientos son carísimos, porque implica si o si un tratamiento multidisciplinario. La idea es genera un espacio de atención mucho más accesible” dice la psicóloga.

Para acceder a tratamientos y consultas, la coordinación se hace directamente a través del CEAP UAI ingresando aquí.

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