El Multinational MBA (MMBA) que imparten en conjunto Adolfo Ibáñez School of Managememnt junto a ESADE Business School tiene una estructura flexible, pensada para adaptarse a los altos ejecutivos de toda Iberoamérica que asisten a sus clases.
Ocho módulos en distintas partes del mundo es la manera en que se distribuye el programa, exigiendo la presencia de los alumnos durante el período de una semana pero cada dos meses. La mayoría de los empresarios, CEOs y ejecutivos que cursan el MMBA se programan anticipadamente, de manera de suspender sus actividades durante ese período, asumiendo la carga laboral en la semana anterior y posterior al viaje.
María Dolores Conde -Lola-, Directora Asesoría Jurídica, Políticas y Proyectos Corporativos, RR.HH. y Comunicaciones del Banco Santander, fue una de ellas. Comenzó a cursar el MMBA el año 2010, luego que su propia empresa se lo solicitara, por lo que tenía el permiso del banco para “desconectarse” de su trabajo todo el tiempo que estuviera en clases.
“Estando en la sala, me empieza a llamar un teléfono que yo no conocía. Tenía instrucciones claras que yo estaba fuera y que debía devolver los llamados después, para aprovechar bien las horas en el MMBA. Pero sonaba de manera tan insistente que tuve que recogerlo. Salgo de la sala y le empiezo a explicar que estoy haciendo un MBA, que no conocía ese número y que por favor, llamara después. Del otro lado me dicen: ¿Es usted Lola Conde? A mi respuesta afirmativa, me dicen que me espere un momento pues me estaban llamando del avión privado del entonces presidente del Banco Santander, Emilio Botín, que necesitaba urgente hablar conmigo,” cuenta hoy, entre risas Lola, explicando que en ese tiempo estaba a cargo de los contratos de Fórmula Uno con McLaren y Ferrari, y que Botín estaba viajando en su avión con el máximo responsable de las carreras.
Una anécdota que ayuda, por una parte, a entender el nivel compromiso que asumen los alumnos del Multinational MBA con sus estudios y, por otra, una de las grandes enseñanzas que este programa le dejó a Lola. “Lo mejor fue que gracias al MBA empecé a tomar decisiones distintas en mi trabajo, empecé a delegar y pensar de manera más ordenada. Me sirvió mucho para cambiar la manera de gestionar mi trabajo y el de mi equipo dentro del banco, y seguramente mi empresa vio esto de mucho mejor manera que yo, que en un principio no quería participar. Ahora entiendo que cursé el programa en el momento oportuno, pues significó un crecimiento profesional muy grande.”
Presidenta V Versión Multinational MBA
Fue por aclamación. Al segundo día de clases y de haberse conocido, los 38 compañeros que Dolores tenía en la V generación del Multinational MBA la proclamaron presidenta. “¡Lola, Lola, Lola!, exclamaban. Yo soy muy pequeñita, pero tengo mucho carácter y el hombre latino es macho alfa, conmigo es difícil. Pero como también soy muy femenina y muy madre, creo que la sensación que entregué es que los cuidaba”, cuenta ella, ya insinuando la relación que se generó con sus compañeros entre aulas y viajes. “Éramos nudos aislados, como islas alejadas y, ahora, ya somos parte de una misma especie con diferentes “asentamientos”, unidas a través de una red multinacional y con conexiones de banda ancha: Portugal con Chile, Chile y España, España con Colombia, Colombia y Miami, Miami con Bolivia, Bolivia y Perú, Perú y la República Dominicana, Santo Domingo con Ecuador, Ecuador y Venezuela, Venezuela con México, México y Argentina, y así sucesivamente hasta tejer una tupida red global con la seguridad de no estar solos nunca más, algunos de los nuestros están también en este mundo,” relató Lola durante su discurso de graduación.
Las herramientas del MMBA
Desde el punto de vista profesional, Lola dice que viajar a realizar los módulos a diferentes países (actualmente se imparten en Miami, Silicon Valley, Santiago, Madrid, Barcelona y Shanghai y Beijing) le permitió ver cómo su equipo reaccionaba en su ausencia, permitiéndole gestionar su trabajo de otra manera, además, por supuesto, de poder sumergirse en las culturas locales y la manera que tienen de hacer negocio en cada ciudad que visitó. “Lo de los módulos en distintas partes del mundo me parece absolutamente diferencial. Enriquece muchísimo, la experiencia en sí misma es muy intensa. El hecho de ir cambiando de destino pero con una relación perfectamente identificada dentro del objetivo del programa te traslada, porque son cursos de inmersión y aprendes de la diversidad, lo que hace mucho más atractivo,” explica Lola.
Necesaria evolución
“Hemos aprendido o formalizado mucho de lo que ya intuíamos pero nadie nos lo había validado académicamente. Hemos desaprendido y agitado dogmas y prejuicios, no nos gustan las cosas fáciles ni típicas, somos líderes diferentes y asumimos humildemente cada reto que se nos presenta,” escribió Lola en su discurso de graduación, y ahora, 5 años después de egresada, destaca que cursar el MMBA coincidió con un momento de necesaria evolución en su carrera. “Fue la palanca de cambio para asumir responsabilidades de gestión distintas, más amplias y desde el punto de vista de tener un puesto de responsabilidad desde los headquarters de una multinacional. Yo siempre he creído que la formación es la formalización del conocimiento que tienes o estás viviendo, por lo que para mí fue el momento de asentar y sistematizar con una formación reglada. El MMBA me enseñó mucho de diversidad, ver otros sectores, ver otras formas de hacer, conocer compañeros de un nivel profesional similar al tuyo pero de diferentes países.”
Crecimiento personal y familiar
Cuando a Lola la llamaron del banco para comentarle que tenía que hacer un MBA, ella pensó que se estaban comunicando para ofrecerle algún tipo de ayuda en su equipo porque en esa época tenía mucho trabajo. “Objetivamente, era la peor época, pero me dijeron que no tenía opción, que tenía que sacarlo.” Como ya comentó, hoy piensa que la decisión del banco fue muy acertada, pero en ese entonces ella les contestó que tenía que hablarlo con su marido, porque a su carga laboral se sumaban dos niños pequeños que cuidar. “Mi marido claramente hizo su propio MBA, su respuesta fue por supuesto, además, me dijo que estaba sumamente orgulloso que el banco que hubiera seleccionado,” cuenta la ejecutiva, recordando además como estando en Miami, por ejemplo, se levantaba con varias horas de diferencia para hablar con el entrenador de fútbol de su hijo: “No dejé de ser mamá ni dejé de hacer ciertas cosas organizativamente que yo administraba, pero sin duda la carga familiar de mi ausencia la asumió mi marido y lo hizo excelente.”
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