La confianza del sector empresarial se hunde por los efectos del COVID-19, como quedó de manifiesto en la última entrega del índice Mensual de Confianza Empresarial  (IMCE) preparado por la Escuela de Negocios UAI e Icare,  y publicado por El Mercurio.

El indicador, uno de los utilizados por el Banco Central para anticipar tendencias en la inversión, llegó en abril a los 31,74 puntos, apuntado un retroceso de casi nueve unidades y alcanzando un nivel de pesimismo nunca visto en sus más de 16 años de historia.

El profesor Alejandro Montecinos, director de la Escuela de Negocios del campus Viña del Mar, realiza un exhaustivo análisis a los resultados obtenidos.

Sector Construcción y Comercio

“La dramática caída en la confianza del sector construcción es consistente con la marcada baja en ventas de departamentos nuevos a lo largo de todo el país. Este hecho, solo refuerza la tendencia luego del estallido social. Algo menos dramática, aunque igualmente preocupante, son las expectativas pesimistas en el sector comercio. El dinamismo y confianza en los sectores comercio y construcción son clave para una robusta y rápida generación de empleo. Por este motivo, todo lo anterior preocupa en el contexto de los ya altos niveles de desempleo, que perfectamente puede superar los dos dígitos. Niveles altos y sostenidos de desempleo tienen un fuerte potencial de reducir los ingresos familiares, lo que puede reducir consumo doméstico (aproximadamente 60% del gasto), generándose así un círculo vicioso de desaceleración de la actividad económica. La tendencia al deterioro de la confianza en el sector industria solo refuerza un escenario laboral como el recién descrito.”

Sector Minero

“El único sector en terreno optimista, y con un crecimiento en su confianza, es el sector minero. Esto está probablemente explicado por las mejoras en las perspectivas de actividad económica en China que, aparentemente, ha pasado lo peor de la crisis. No obstante lo anterior, la caída de un 4.6% del PIB de EEUU durante el primer trimestre, pone un compás de duda respecto de la robustez de la recuperación económica a nivel global. En este momento no es claro si la economía norteamericana podrá revertir esta tendencia, y qué tan rápido podrá hacerlo, en lo que queda del año. Por supuesto, lo anterior dependerá de la velocidad con la que se desarrolle una terapia efectiva o una vacuna contra el covid-19.”

Señales del gobierno

“Frente a la incertidumbre de cuándo médicamente podremos pelear con el virus, el gobierno de Chile ha dado dos señales claras para sentar las bases de la recuperación. Primero, desde el principio de la crisis, se ha enfatizado lo importante que es mantener el máximo de las empresas vivas, en hibernación, para reactivarse rápidamente apenas se pueda retomar la actividad. Segundo, el gobierno ha sido profundamente sobrio y realista respecto a que en el escenario sanitario-económico actual no es sostenible cerrar el país. Es respecto de esta realidad, que no solo el gobierno sino que todos los actores sociales enfrentamos el desafío de restructurar nuestros modelos de negocios para darles mayor flexibilidad y así adaptarse a una realidad que nos va a acompañar hasta fin de año y tal vez una buena parte del próximo… y ¿tal vez, se repita?”

Claves para la recuperación económica

“En el escenario anterior, un elemento clave para recuperar rápidamente la actividad económica en Chile, es cómo se desenvuelva el proceso político y se ajusten las expectativas generadas por el estallido social. La crisis del covid-19 ha llevado al gobierno de Chile a endeudarse a niveles previamente impensables. Por este motivo, los recursos disponibles para abordar la agenda social que emergió durante el estallido son sustancialmente menores que hasta marzo de este año. Cómo Chile entero sea capaz de resolver la tensión entre lo que se quiere y se puede es uno de los elementos que abren una gran incógnita respecto de la velocidad de nuestra recuperación post- covid-19.”