Impacto de la gestión municipal en la calidad de vida de las personas

5 de Septiembre 2019 Vinculación con el Medio

Planificación y segregación urbana, escasez de vivienda y la influencia de los recursos con que cuenta cada comuna para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes fueron las temáticas centrales tratadas en la conferencia “Gestión Municipal ¿Cómo me afecta?”, realizada en el Hotel Sheraton Miramar, en el marco de la XVII versión del ciclo Construyendo Región.

La Universidad Adolfo Ibáñez es parte de esta iniciativa impulsada por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), en conjunto a otras instituciones de la región: DuocUC Valparaíso, Gasvalpo, Caja de Compensación Los Andes y Mutual de Seguridad CChC.

En su versión XII, se realizó la segunda conferencia del año que fue moderada por el prorrector del Campus Viña del Mar de la UAI, Claudio Osorio, y que contó con la participación del director del Magíster en Comunicación Política y Asuntos Públicos de la UAI, Max Colodro y profesionales de distintos ámbitos y organizaciones quienes analizaron los puntos relevantes para la búsqueda del desarrollo sostenible de la comunidad.

El presidente de la CChC Vaparaíso, Gian Piero Chiappini, destacó la relevancia de desarrollar un espacio de encuentro con todos los actores de la ciudad y señaló que “por la crisis de acceso a la vivienda que vivimos, es urgente que seamos capaces de hacer una planificación urbana integrada, sostenible y con visión de futuro”.

Uno de los panelistas fue el profesor del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile y director del Indicador de Calidad de Vida Urbana (ICVU), Arturo Orellana, quien comentó sobre la relación entre el presupuesto de cada comuna y el bienestar de sus habitantes: “De acuerdo al ICVU, existe una correlación alta y positiva entre calidad de vida urbana y el gasto municipal per cápita. No obstante, destaca que hay comunas en el país con bajo presupuesto municipal per cápita que alcanzan una calidad de vida urbana en rango superior, como son los casos de Machalí, Valdivia y Concepción”, indicó.

Sobre el mismo tema se refirió el alcalde de Quillota, Luis Mella, quien aseguró que el concepto de calidad de vida es básicamente “indefinible”, pese a que hay asociados objetivos referidos al bienestar material de las personas. Sin embargo, el edil indicó que en su comuna se centran en “la felicidad de sus habitantes. Para ello requieren vivienda digna, salud, educación, trabajo, una identidad y especialmente confianza”.

Por su parte, la directora regional de TECHO-Chile en Valparaíso, María José Gamboa, se refirió a la segregación urbana y la falta de soluciones habitacionales acorde a las necesidades de la región. La arquitecta identificó los tres principales desafíos que se presentan para la zona, teniendo en cuenta que Valparaíso es la región con más campamentos a nivel nacional.

Primero, evitar que más familias ingresen a los campamentos; segundo, mejorar las condiciones de habitabilidad y vivienda mínima mientras se busca una solución habitacional definitiva y, por último, hacer que los núcleos familiares abandonen las viviendas irregulares.

Gamboa enfatizó que sobre el último punto “los gobiernos locales tienen mucho que decir porque son los que conocen el territorio, los que saben cómo quieren desarrollar y planificar la ciudad. Por eso es importante pensar cómo queremos que sean nuestras ciudades a largo plazo porque la población aumenta y los problemas ya los tenemos en la actualidad”, aseguró.

Por último, el doctor en Filosofía, analista político y director del Magíster en Comunicación Política y Asuntos Públicos de la UAI, Max Colodro, indicó que es necesario hacer un vínculo entre las problemáticas tratadas por los demás expositores, la pérdida de confianza de la ciudadanía en sus autoridades y los fenómenos que ocurren a nivel nacional y globlal.

El acádemico aseguró que “la gestión local es ineludible asociarla a los desafíos que está viviendo el país en términos de procesos políticos e institucionales. No se puede mirar la gestión regional sin entender la polarización, la cultura de los desacuerdos y la exigencia de que haya solo derechos y no deberes”.

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