Hacer, rehacer y planificar las ciudades de manera sustentable

Agua, ciudad y personas. En pocas palabras así se podrían describir los elementos del proyecto de investigación “Infraestructuras sociales operativas: modelos hídricos sustentables”, del profesor del Design Lab UAI y director de su Centro de Ecología, Paisaje y Urbanismo (CEPU), Tomás Folch que se adjudicó un Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes (FONDART) en la línea arquitectura modalidad investigación, en la convocatoria 2021 de este concurso.

El proyecto del profesor Folch se remonta a una investigación en la que ha venido trabajando desde hace unos años junto a estudiantes de pregrado del Design Lab, el arquitecto y profesor visitante de la Escuela, Eugenio Smonetti, y un grupo diverso de colaboradores del mundo académico, empresarial y universidades. Este sería el inicio de un trabajo que contempló, además, un taller de perfeccionamiento en la Universidad de Havard. Para este fondo en particular han sumado, entre otros profesionales, a Nicolás Kersting, un egresado del Design Lab. “Es un proceso de investigación realizado el primer semestre de 2019 con alumnos y que luego tuvo una profundización en un taller para alumnos de postgrado en la Graduate School of Design de la Universidad de Harvard, el cual dictamos en conjunto con Eugenio Simonetti. La Graduate School of Design de Harvard es donde ambos cursamos nuestras maestrías y con la cual hemos mantenido una continua colaboración académica”, señala el académico.

Sobre el tema que abordarán en este proyecto, Folch comenta que la pregunta que buscan levantar está asociada a una nueva conceptualización de las infraestructuras urbanas en general y, particularmente, a las infraestructuras del agua metropolitana. “El nivel de cobertura de la extensa red hídrica, compuesta de cientos de nodos emergentes a lo largo de la ciudad que no reconocen diferencias espaciales o estratos socioeconómicos, definen una presencialidad urbana ubicua y transversal a sus ciudadanos. Esta extensa red es entonces el punto de partida para una discusión contemporánea sobre infraestructura, su obsolescencia y el papel que pueden desempeñar en el futuro de nuestras ciudades para mejorar la calidad de vida de las personas”, explica.

Y, ¿cuál es el impacto social? ¿Cómo se relaciona con las comunidades locales?

La investigación, cuyo avance es el punto de partida de este FONDART, tiene la hipótesis acerca de la oportunidad que presentan los terrenos donde se emplazan las infraestructuras operativas del agua para responder a escala metropolitana a las necesidades sociales y ambientales de la ciudad y sus comunidades. Más allá de su dimensión objetual del cual muchas investigaciones han construido su centro de trabajo, esta investigación busca iniciar una discusión sobre las redes que cruzan las ciudades y la mirada contemporánea que urbanistas y planificadores por un lado, y practicantes y planificadores por otro, ven hoy como una necesidad para actualizar las ciudades en su necesidad de proveer de nuevos servicios y programas. Esta línea de investigación está en el centro de la agenda disciplinar académica de los centros de investigación donde este equipo profesional ha estado colaborando, entre ellos CEPU y el Cenrro de Inteligencia Territorial (CIT) de la UAI, como también en la agenda más renovada de la reconversión de espacios públicos de la mano de las infraestructuras urbanas, como casos emblemáticos en la ciudad de Medellín y su programa de unidades vecinales ambientales estructuradas en torno a este tipo de infraestructuras hídricas.

– ¿Cuál es la proyección en el tiempo de este proyecto?

Partiendo por un entendimiento acerca de su escala territorial y su operación monofuncional, la investigación busca expandir nuestra mirada hacia una re-conceptualización y propuesta de valoración sobre estas infraestructuras, incorporando sobre ellas una mirada ambiental y ecológica, de agenda social y comunitaria, y de superposiciones programáticas que planteen buenos modelos sustentables para pensar nuevas y recalibrar viejas infraestructuras. En este sentido, su proyección es inmediata y prospectiva: responde a una fricción ambiental de la ciudad hoy, y propone un modelo de futuro sobre la forma en que pudiéramos pensar acerca de la infraestructura como una oportunidad de coexistencia social y no meramente operativa y funcional. En este caso de infraestructura hídrica, en particular se busca generar un círculo virtuoso entre las empresas de servicios básicos y los vecinos de sus instalaciones, lo cuales son también sus clientes cautivos.

– ¿Cuál es el aporte del diseño en proyectos de esta envergadura?

Ser una herramienta de transferencia entre diagnósticos y análisis – el Qué y el Por Qué- para empujar el Cómo. El diseño es el proceso para hacer que las ideas se vuelvan reales. En este caso puntual, el hecho de diseñar en torno a una infraestructura existente abre la posibilidad a una nueva forma de hacer ciudad donde los planos reguladores y las normativas vigentes nos hacen pensar que es imposible.

*Foto: Estanque en Peñalolén

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