El hecho de trabajar con personas con discapacidad visual fue una de las razones que llevó al académico de la Facultad de Artes Liberales, James Staig, a crear el sello de audiolibros “Leolento”: “estoy apostando a recuperar gente que hoy no lee en papel, no a sacar gente del papel hacia el audio”, sostiene el doctor en Literatura de la Universidad de Austin, Texas al diario El Mercurio.

En entrevista con el medio escrito, quien investiga sobre el “boom” a nivel mundial de este formato, el académico UAI ahonda en las razones del creciente éxito del audiolibro y si reemplazará a la lectura. Aquí sus principales dichos:

• “La suerte que corra el nuevo formato está muy ligada a que deje de ser mirado con desconfianza. De partida, por el sistema educativo. Es comprensible que muchos profesores sean resistentes al audiolibro”.
• “La literatura es el arte de la palabra, no necesariamente de la palabra escrita. Por algo el drama sigue siendo parte de los géneros literarios y es algo diseñado para ser dicho. Hay chicos que están leyendo audiolibros porque para ellos es mucho más natural, ya que están expuestos todo el tiempo a contenido audiovisual a través de las redes sociales”.
•  “Tirarles ‘El Quijote’ por la cabeza lo único que va a generar es resistencia. Es mejor encontrarse con ellos a medio camino: si están consumiendo audio, propongámosles que puedan leer ‘Papelucho’ en audiolibro o en papel, como prefieran. Se han hecho análisis psicológicos en cuanto a comprensión lectora en ambos formatos y las diferencias son mínimas”.
• “Siempre habrá gente que va a decir que no es lo mismo escuchar un audiolibro que leer un libro. Eso es debatible. Yo soy de la postura que sí lo es. Si usted mira qué es la lectura en el marco de la psicología cognitiva, o sea de la forma cómo aprendes, la lectura tiene dos procesos: decodificación y comprensión. Cuando usted se queda con la idea de que la lectura es solo decodificación, considera que solo un libro en papel es lectura”.
• “El proceso más importante siempre va a ser el de comprensión, porque si no tenemos el problema de niños que pueden leer, claro, porque les pasas un papel y se saben todas las letras; ¿pero entendieron algo? No. El problema no está en la decodificación. Con el audiolibro usted tiene cierta información en el sonido que no va a tener en papel y viceversa. No es de flojo ni es hacer trampa”.

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