Valentina Vallejo acaba de volver de Montrèal, Canadá, lugar al cual viajó gracias a la adjudicación del concurso de Fomento de Vinculación Internacional de ANID (FOVI) mediante la creación de una red de investigadoras nacionales e internacionales entorno al desarrollo de co – estrategias de participación y cuyo tema central es la participación significativa de niñas, niños y adolescentes que se encuentran en el sistema de protección social desde donde se plantea la pregunta “¿Ellos y ellas son considerados realmente en la toma de decisiones de sus propias vidas?”.

Ya de vuelta en Chile, está centrada en otro proyecto de tipo comunitario, el Innova FOSIS que también ganó hace poco y cuyo foco son, principalmente las mujeres, que cuidan a otras personas dejando muchas veces sus propios intereses de lado, ejerciendo una labor compleja, no remunerada y con mucha carga emocional.

La investigadora UAI se define como una psicóloga clínica comunitaria. Esto porque, después de 10 años trabajando en el ámbito de las pericias forenses, quiso acercarse a la academia con el impulso de hacer un puente entre investigación, docencia e intervención. Esto último porque – como interventora en casos de abuso – accedía a papers que, a pesar de la valiosa información que éstos contenían, se daba cuenta de que las investigaciones estaban desactualizadas porque no iban a buscar información en terreno.

“Por eso decidí hacer mi doctorado en políticas públicas, en transformaciones sociales, ya que hago mis investigaciones desde un enfoque de sicología crítica y mezclo lo social con la clínica. Y es por eso también que me gusta ser parte de las universidades porque creo que deben tener un rol público, deben devolver lo investigado a las comunidades y estar en constante cercanía con los territorios”, señala Vallejo.

Valentina ganó el premio “Innova” FOSIS en la línea de acción comunitaria del cual se desprende el “Programa Familia FOSIS” junto a Sebastián Sazo y Andrés Salas, ambos profesores de la Escuela de Psicología UAI del Campus Viña del Mar. Junto a ellos creó el proyecto, cuyo nombre es “Cuidando a quienes cuidan”, dirigido a cuidadoras del Programa Familias del FOSIS que residen en las comunas de Puchuncaví y Quintero, siendo población priorizada por FOSIS dado los altos índices de pobreza multidimensional y escasa oferta de servicios relacionados con salud mental. El foco está en las cuidadoras y los cuidadores, de menores de edad o adultos mayores en situación de discapacidad física o cognitiva.

“En Chile las personas que asumen el rol de cuidar a otros son en un 95% mujeres que dejan sus proyectos de vida personales (familiares, laborales, etc.) por cuidar a otros y otras que los necesitan. Ellas son, en el fondo, liderezas de sus territorios y es importante que puedan ser capacitadas para que a su vez capaciten a otras y a otros en salud mental”, agrega Vallejo.

Desde marzo de este año Valentina asiste, cada 15 días a Puchuncaví y Quintero, con el equipo del proyecto con el fin de completar las sesiones con las que buscan ir en ayuda de las casi 35 cuidadoras, que tienen entre 22 y 65 años, que asisten a estas jornadas de autocuidado y aprendizaje. “Para que estas sesiones pudieran ser realmente útiles, las cuidadoras tenían la posibilidad de llevar a sus niños pequeños a una guardería al lado de la sala donde ellas estaban asistiendo a estas clases o bien ocupar un subsidio para pagar a alguien que las releve en su labor mientras ellas participan del taller, además de pagarles el transporte para poder ir y devolverse de esta actividad. De esta manera nos aseguramos de que no tengan dificultades a la hora de participar”, agrega Valentina Vallejo.

La investigadora señala que en estas sesiones es importante reconocer el valor de lo que ellas han hecho por tantos años y siguen haciendo, además de entregarles herramientas para poder afrontar de mejor manera su labor como, por ejemplo, de gestión del estrés pero también es fundamental que se puedan conocer y que a partir de esto ellas mismas puedan armar sus propias redes de contención.

“Es muy importante para nosotros poder empoderar a estas cuidadoras porque además de toda la carga que tienen, lamentablemente la violencia intrafamiliar es un factor que está presente en casi en un 60 – 70% de la totalidad de estos casos. Es decir, el peso total de la responsabilidad recae en ellas, que terminan además teniendo depresión, ansiedad y estrés. Por esto también es fundamental que entre ellas se conozcan. Hemos visto que han empezado a contactarse por asociatividad de microemprendimientos, lo cual es tremendamente positivo”.

Los talleres cumplen también con el objetivo de visibilizar su labor, darle un status real de importancia y a su vez prevenir la autoagresión y la agresión de quienes cuidan, para que haya menos niveles de depresión en ellas y en su entorno familiar.

Por todo esto, la investigadora UAI reconoce que esta es una línea que quieren seguir potenciando como equipo con el fin de poder replicarla en otros lugares y que para ello están pensando en generar un material audiovisual o escrito para poder difundir la importante información obtenida hasta ahora de la mano de las mismas comunidades.