Actualizar conocimientos y adquirir una visión estratégica respecto de las diferentes áreas de la empresa, fue lo que llevó a Juan Andrés Guerra, Ingeniero Comercial de la Universidad de Chile, y titulado del AMBA, a matricularse en la versión 2018 de este programa. “La motivación principal de postular al AMBA fue hacer un refresh en lo académico. Me había titulado en el año 2000, y desde ahí tuve una continua vida laboral, adquiriendo mucha experiencia práctica, sin embargo, sentía que necesitaba actualizar la teoría estudiada”, afirma el exalumno.

Entre los aspectos que lo hicieron decidirse por esta universidad, destaca en primer lugar el grupo reducido de alumnos que el formato del AMBA ofrecía, ya que tal como cuenta Juan Andrés, “éramos 24 profesionales con cargos de alta dirección y experiencia en diferentes áreas, lo cual era muy atractivo”.

En segundo lugar, todas las mallas que revisó tenían una orientación más operativa y técnica, mientras que el programa de la UAI tenía perfil más global y estratégico, el cual se acomodaba a sus expectativas.
Además, como ingeniero comercial conocía muy bien la tradición y el prestigio de la Escuela de Negocios de esta universidad.

En relación a los atributos del programa, el profesional resalta el alto nivel de los profesores; todos con un perfil académico, pero también acompañado de una potente experiencia laboral en sus respectivas áreas. En este sentido, señala que “el hecho de ser pocos alumnos nos daba la posibilidad de tener un trato más personalizado, así como de ver casos prácticos y tener la opinión directa de los docentes y compañeros, lo que era de mucha valoración por todos”.

Otro punto que marcó mucho al ingeniero comercial fue la cercanía con sus compañeros. “Esto fue muy grato y sorpresivo para mí, ya que al momento de inscribirme, fue una variable a la cual no le atribuí la importancia que finalmente tendría. Estaba más centrado en lo que iba a aprender, los temas teóricos, los módulos, formato y duración”, asegura.

“En este sentido, el nivel profesional y humano de mis compañeros y compañeras era realmente muy potente, y al ser 24 en una gran aula es inevitable generar lazos. Lazos que mantengo hasta el día de hoy con muchos de ellos, incluso, llevándonos a trabajar de manera conjunta en algunos proyectos”.

Además, el egresado agrega: “al ser todos de diferentes rubros se da una combinación muy ‘rica’ de conocimientos y visiones, ya que no solo aportan los académicos y el programa en sí, sino que también los alumnos”.

Marcando un antes y un después

Debido a todo lo anterior, Juan Andrés se encuentra muy conforme con el programa y asegura que le gustaron todos los ramos, sobre todo los de neurociencia aplicada, así como los que tenían un perfil más humano y sicológico, como Liderazgo. Asimismo, destaca el viaje de estudios a Shanghai, China, el cual le entregó una gran y enriquecedora experiencia. “Haber tenido la posibilidad de estudiar una semana en CEIBS, prestigiosa universidad de Shanghai, fue muy potente. Conocer la cultura, los avances, distintos enfoques del modelo económico, fue muy enriquecedor para toda la generación”.

Si bien no hubo un gran proyecto final para aprobar el MBA, el profesional cuenta que en cada curso debieron realizar un trabajo grupal.

Entre las herramientas y conocimientos que adquirió, asevera que “en mi caso fue una nueva visión de mi carrera, logrando interiorizar nuevos conocimientos y teorías, lo que al engranarlo con la experiencia de la vida laboral, da como resultado un producto muy interesante que, en definitiva, marcó un antes y un después en mi vida profesional”.

En este sentido, dice que le entregó distintas aristas de cómo actuar en el día a día, tanto en lo profesional como en lo personal. Una nueva forma de raciocinio, de análisis, de evaluación, de mirar fuera de la caja, así como de definir y optar por buenas estrategias.

Dado que hoy participa en distintas compañías, señala que el programa le ha servido para replantearse las respectivas operaciones en las que trabaja, mediante un enfoque que incorpora todas las fortalezas que le fueron entregadas. “Luego de egresar del AMBA, asumí el rol de director comercial en una empresa proveedora de la gran minería, y creo que parte de este crecimiento profesional me ha permitido desarrollarme en diferentes industrias de manera simultánea”, especifica Juan Andrés.