La experiencia de trabajar en una organización está llena de emociones. En la vida laboral existen eventos que generan entusiasmo, inspiración y energía, junto a otros que  producen estrés, ansiedad y agobio. “Estas emociones tienen un efecto sustantivo en las actitudes, la motivación y las conductas de los colaboradores de una organización. Así, conocer las estrategias que nos permiten regular estas emociones es de un alto valor para gestionar nuestro desempeño laboral”, explica el académico de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, Héctor Madrid.

Este fue precisamente el tema que el Doctor en Psicología Laboral-Organizacional (Universidad de Sheffield, Reino Unido) abordó en su charla titulada “La ciencia de la regulación emocional de los líderes en las organizaciones”. En la oportunidad, el profesor Madrid dio a conocer las principales estrategias de regulación descritas por la investigación y la práctica del comportamiento organizacional, con el especial foco en aquellas acciones que los líderes de equipo pueden realizar para lograr este propósito. Lo anterior, ligado a las investigaciones que ha desarrollado en este campo, en particular mediante un proyecto Fondecyt (Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) que se encuentra desarrollando en la actualidad.

Madrid comenzó ahondando en la definición y el sustrato de las emociones, para luego consignar que éstas participan en diferentes fenómenos que son importantes dentro del trabajo, tales como satisfacción y compromiso; motivación y estrés, junto con las conductas y desempeño.

“¿De dónde vienen las emociones, en el ámbito laboral?”, se preguntó a continuación el académico. “En las organizaciones ocurren ‘eventos afectivos’ que nos generan emociones y que terminan impactando nuestras actitudes, nuestra motivación y nuestra conducta, por lo tanto, cuando queremos gestionar emociones, debemos prestar particular atención a estos eventos”.

El investigador agregó que existen eventos positivos que generan emociones placenteras y de alta activación, como el logro de objetivos, la solución de problemas, la retroalimentación, el reconocimiento y las relaciones constructivas. Como contrapartida, hay eventos negativos que provocan emociones displacenteras, entre los cuales se cuentan la ambigüedad, la inseguridad, sobrecarga y presión de tiempo, problemas de comunicación, el conflicto y la relación con clientes (o pacientes) “difíciles”.

“Los eventos juegan un rol sumamente importante para entender cómo surge la emoción en el trabajo. Son estos eventos los que disparan la emoción y terminan generando las consecuencias que hemos revisado. Esto lleva a preguntarnos, entonces, qué es lo que tenemos que hacer con estos eventos, y la respuesta desde el punto de vista de una gestión o administración de una organización es tener que gestionarlos y manejarlos de alguna manera”, señaló.

Regulación emocional

Héctor Madrid explicó que la regulación emocional comprende todas aquellas acciones dirigidas a iniciar, mantener y modificar las emociones que vivenciamos, en términos de su ocurrencia, su intensidad, duración, etc.

Esta regulación se da tanto en el plano intrapersonal como interpersonal, según detalló el académico. Las primeras se dan en el ámbito subjetivo y las segundas, en nuestra relación con otros.

“Existe un proceso a través del cual nosotros regulamos nuestras emociones y que va en un continuo que gira en torno a un evento afectivo… En torno a este evento hay una situación previa, que nos permite anticiparnos a qué es lo que va a ocurrir durante el momento que genera la emoción, y va a existir un momento posterior, que es la respuesta al evento que estamos teniendo”, sostuvo.

Dentro de las estrategias que forman parte del proceso de regulación emocional, el experto ahondó en la selección de la situación, la modificación de la misma, el despliegue de la atención, el cambio cognitivo -una de las más efectivas-, y la modulación de la respuesta.

“Cuando pensamos generalmente en la regulación emocional, pensamos cuando las emociones ya ocurrieron y hacemos algo con ellas, sin embargo, como podemos ver, el modelo nos dice que en realidad hay un largo camino antes de llegar a esa instancia final , que es cuando ya ocurrió el evento”, señaló.

En términos de la regulación emocional interpersonal, ésta tiene que ver con cómo las personas pueden ayudar a los otros a elaborar sus propias emociones. Entre estas acciones mencionó manejar el estrés y reducir la ansiedad; reducir el enojo y aliviar la frustración; intensificar el entusiasmo, y generar inspiración.

Liderazgo y emociones 

El profesor Madrid destacó que en las organizaciones, los equipos de trabajo enfrentan diversas situaciones y eventos interpersonales con alta carga afectiva. “En el trabajo necesitamos motivación e inspiración, necesitamos controlar la presión y el estrés, necesitamos manejar la frustración y la decepción, y en este rol, los líderes pueden cumplir una función importante para regular todos estos procesos emocionales y estados de ánimo que se pueden dar dentro de los equipos”.

Lo anterior, agregó, se debe a que, por una parte, los líderes son salientes o visibles, es decir, son personas reconocibles en el entorno de la organización; y, por otra, a que concentran poder, por lo que pueden tomar decisiones o realizar acciones que incluyen e influyen a todos/as. “Son los líderes los que pueden ayudar a seleccionar la situación, modificarla, desplegar la atención, hacer cambio cognitivo y modulación de la respuesta”.

Citando un estudio realizado en 2016 por Laura Little y sus colaboradores, Madrid consignó que “el uso de las estrategias de regulación emocional por parte del líder se relaciona con la calidad de la relación entre él o ella y sus integrantes”.

“Cuando los líderes usan estrategias de regulación emocional para ayudar a sus colaboradores, eso impacta en la confianza mutua que habría entre ellos y tendería a generar conductas de reciprocidad“, concluyó el académico.