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¿Cómo nos comunicamos y conectamos con el mundo contemporáneo?

Investigador de Psicología UAI exploró esta interrogante en el Congreso Futuro 2019.

21 de enero de 2019

Agustín Ibáñez, investigador del Centro de Neurociencias Social y Cognitiva de la Escuela de Psicología UAI, reflexionó sobre los cambios en la forma en que las personas interactúan, conectan y comunican con el mundo contemporáneo, en la octava versión del Congreso Futuro.

En 2010 el Congreso Nacional, el Gobierno de Chile y la Academia Chilena de Ciencias dieron origen a una plataforma única en la región: Congreso Futuro, que reúne a científicos, premios Nobel, pensadores, artistas, líderes de opinión y ciudadanos, para conversar y debatir en torno a investigaciones de vanguardia e ideas innovadoras que impactarán el futuro de la humanidad.

Agustín Ibáñez fue invitado para “reflexionar sobre los cambios en la forma en que interactuamos, nos comunicamos y nos conectamos con el mundo contemporáneo, para responder la pregunta constante sobre si la tecnología nos ha permitido relacionarnos de manera más profunda o finalmente nos ha hecho más solitarios”, dice.

¿Desde qué perspectiva abordaste esta problemática?

Cómo la metamorfosis tecno-cultural impacta en dos de las cosas que nos hacen intrínsecamente humanos: la capacidad de nuestra mente de extenderse en el mundo, y nuestra capacidad de interactuar de múltiples formas con los otros. Discusión que enfoqué desde la mirada de las neurociencias, en particular respecto a la plasticidad cerebral de nuestro cerebro en base a los cambios que ocurren en nuestro entorno, y el escalamiento de la interacción social y la comunicación gracias a la tecnología.

¿Qué discusión se generó?

Se conversó sobre la difícil tarea de jugar a futurólogos de nuestra mente, abordando la pregunta acerca de cómo el cambio acelerado de nuestro entorno socio-tecnológico va a impactar en nuestra mente.

¿Cuál es el impacto de la tecnología en las relaciones sociales?

Esta charla trata de entender cómo dos cosas que nos hacen intrínsecamente humanos está mutando de forma acelerada. Por un lado, la tecnología nos permite extender nuestra mente al crearnos memorias, mapas, redes sociales, y formas de comunicación externas que se extiende en el tiempo y en el espacio, mucho más allá de lo que estamos habituados. Nuestro cerebro es un órgano plástico que continuamente se está adaptando a dichos cambios.

Por otra parte, el desarrollo cerebral depende del entramado de nuestras interacciones sociales. Pero dichas interacciones están mutando a gran velocidad, y no estamos preparados para muchos de estos cambios.  Hoy día, nuestras mentes y nuestras redes sociales parecen extenderse en el mundo mucho más rápido de lo que estamos preparados, y ello hace más difícil el poder anticipar hacia dónde vamos.

¿A qué nos estamos enfrentando como sociedad?

Los cambios tecno-culturales van demasiado deprisa como para darnos cuenta, y el futuro cada vez parece traer más cuotas de incertidumbre. Los cambios tecno-culturales no solo traen una innumerable cantidad de buenas nuevas, sino que también conllevan grandes desafíos. Por ejemplo, hemos aprendido a ser expertos en danza, física, pintura, ingeniería o matemática, solo gracias a la capacidad de atención sostenida, algo que parece estar disminuyendo con el multitasking los nativos digitales. Hemos aprendido a través de los otros, mediante los vínculos, los afectos y la motivación, pero el aprendizaje parece cada vez depender menos de las interacciones cara a cara.

¿Qué buscas transmitir con esta reflexión?

Queremos que la tecnología nos permita extender nuestra mente, pero ¿podría hacerlo convirtiéndonos en espectadores pasivos?

Durante siglos, nuestras redes sociales habituales se han restringido a un puñado de personas. ¿Estamos preparados para manejarnos con redes de miles, o cientos de miles de personas? ¿Estamos preparados para exponer nuestra identidad a la mirada de miles de desconocidos? ¿Puede la tecnología convertirse en una nueva fuente de analfabetismo (digital, tecnológico)? Me interesa abrir la discusión a estas nuevas inquietudes, dado que los desafíos de nuestro mundo no solo tienen que ver con la globalización, la inmigración, o el cambio climático. También tiene que ver con el más íntimo entramado de nuestra mente. Por ende, anticiparnos y reflexionar en la era de la incertidumbre, es una herramienta poderosa de la cual debemos apropiarnos.

Puedes ver la conferencia completa aquí.