- Doctor en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2012.
- Magíster en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
- Licenciado en Humanidades, Ciencias de la Comunicación y Ciencias de la Educación, Universidad Adolfo Ibáñez.
- Periodista y Profesor, Universidad Adolfo Ibáñez.
Valparaíso, puerto de noticias
La información es poder en el siglo XXI y también lo era hace dos siglos.
Gonzalo Serrano
Doctor en Historia
Vivimos en un mundo de la inmediatez. Internet y las redes sociales nos permiten conocer, casi a tiempo real lo que ocurre en cualquier parte del mundo. Ya no hay que esperarlos noticieros de la noche o el diario de la mañana para saber qué sucedió durante el transcurso de una jomada.
Hasta hace un par de décadas y antes de la llegada de la televisión por cable, primero, y luego de Internet, los medios recibían las informaciones del exterior a través de llamadas telefónicas y los cables de las agencias, que recogían y procesaban las noticias del exterior.
La revolución tecnológica en términos informativos, llegó con el telégrafo a mediados del siglo XIX. Medio siglo después la mayoría de los países estaba conectado a través del cable submarino y se podían conocer las noticias de forma casi inmediata a través de las agencias, de tal forma que el retraso entre que el diario recibía la noticia y la publicaba, era máximo de un día.
Antes de esto, las distancias eran gigantescas en términos informativos. El Mercurio de Valparaíso, por ejemplo, publicaba regularmente un número especial ante la llegada de un determinado vapor con noticias del exterior.
Hay que trasladarse en el tiempo e imaginar la ansiedad que provocaba ver un vapor asomarse en el horizonte de la costa de Valparaíso, cargado de productos manufacturados, inmigrantes de Europa, pero también de novedades. De la misma forma que hoy esperamos por un whatsapp o email, los porteños querían saber qué estaba ocurriendo a miles de kilómetros de su costa.
Un ejemplo de esta sensación y posterior desilusión lo observamos en una nota de este diario del 29 de noviembre de 1852: "Pocas veces la curiosidad pública pudo quedar menos satisfecha y pagada de la ansiedad con que acostumbra esperar la llegada del vapor. Las noticias que nos ha traído el Santiago carecen a todas luces de importancia real y positiva".
Junto con esto, El Mercurio de Valparaíso especificaba el retraso con que llegaban las noticias, lo que nos permite dimensional- la soledad en que estábamos. El 23 de noviembre de 1852, por ejemplo, especificaba que las últimas informaciones de Rusia eran del 13 de septiembre, es decir, 71 días de retraso.
Las de Francia, del 21 de septiembre, y las de Inglaterra del 22 del mismo mes, o sea, con 61 y 62 días de retardo, respectivamente. Las novedades de Estados Unidos llegaban antes que las de Argentina, gracias a la conexión por el Pacífico. Mientras que los últimos hechos de Norteamérica eran de 5 de octubre, los del Río de la Plata eran del 9 del mismo mes. Perú, en cambio, estaba a 20 días de distancia, en términos informativos.
¿En qué se traducía esto? Para que tengamos una referencia, el mundial de Rusia se iniciará el día 14 de junio de este año. Sin embargo, en esos tiempos, nos enteraríamos de la inauguración recién el 24 de agosto. Por estos días sabríamos que Chile ganó su primer Oscar de la historia y que renunció el Presidente de Perú.
Los ejemplos podrán seguir.
No obstante, esto nos lleva a un punto central: nos referimos al rol que jugó Valparaíso durante gran parte del siglo XIX como epicentro de la información que llegaba a nuestro país. Santiago quedaba rezagado y se subordinaba a las noticias que llegaban a nuestro puerto desde Europa, a través del Atlántico, o las novedades que bajaban desde San Francisco, por el Callao al puerto de Valparaíso.
La información es poder en el siglo XXI y también lo era hace dos siglos. Por eso, la llegada del telégrafo a nuestro puerto aunque aplaudida en sus inicios, conllevaba una amenaza para los intereses locales. Una vez que Santiago se conectó con el mundo, dejó de necesitar esta dependencia de Valparaíso. En conclusión, aunque todavía falte por definir con claridad cuáles fueron las causas de la decadencia de nuestro puerto a inicios del siglo XXI, habría que considerar esta variable, la pérdida del control de la información.
Publicado en El Mercurio de Valparaíso.