¿Unidad en tiempos de crisis?

24 de Mayo 2020 Columnas

El presidente Sebastián Piñera, en la particular ceremonia del 21 de mayo, invocó a la figura de Arturo Prat para llamar a la unidad de los chilenos y citó las palabras del presidente Aníbal Pinto cuando, algunos días después del combate, dijo al Congreso: “Reservemos para otra ocasión lo que pudiera calificarse de acuerdos domésticos”. Recordando a Pinto, Piñera solicitó la unidad y colaboración de todos los compatriotas.

El imaginario colectivo nos lleva a pensar que la gesta de Prat y las palabras del presidente Pinto tuvieron eco en la población y que la unidad fue un factor clave en la guerra contra Bolivia y Perú. No obstante, la revisión de la prensa y de las discusiones del Congreso de esos años nos muestra otra realidad, mucho más cercana a la actual: la de un país en el que los políticos también estaban enfrentados por la forma en que se debía afrontar la guerra.

De hecho, el combate naval de Iquique fue el resultado de una estrategia criticada antes y después del trágico desenlace. Después de una actitud dubitativa, el almirante Williams Rebolledo había decidido ir a destruir la flota peruana en el Callao, sin considerar que sus principales buques, el Huáscar y la Independencia, habían partido rumbo a Iquique.

Si hoy nos quejamos del rol que cumplen las redes sociales y la prensa, en esa época, igualmente, se apuntó a los diarios como los culpables de dar a conocer todos los movimientos de la Escuadra. Así se comenzó a cultivar uno de los tantos mitos de la guerra: que los peruanos no necesitaban espías porque para eso tenían a los diarios chilenos.

En consecuencia, el 21 de mayo, contrario a lo que dijo Piñera, agudizó las tensiones y la oposición se valió de este hecho para presionar al gobierno y exigir resultados concretos que permitieran vengar la muerte de Prat y obtener la victoria.

Aunque diarios como El Mercurio de Valparaíso llamaron a la unidad: “Si vencemos, el mapa de nuestra prosperidad será tan extenso como hermoso”, otros, en cambio, aprovecharon la ocasión para atacar al gobierno y al mando militar.

Entre las propuestas más radicales y curiosas estaba la que proponía un panfleto anónimo que se tituló “La Patria está en Peligro”. En pocas páginas, este folleto, impreso en Valparaíso, aludiendo a la política romana, planteaba la necesidad de clausurar el Congreso e instalar una dictadura mientras durase la guerra. Su intención no era violar la constitución, sino que proponía que el Congreso aprobase una nueva ley, de cuatro artículos, que permitiese nombrar un dictador por un año. Si transcurrido ese tiempo, el dictador no cesaba sus funciones, caería en la condición de tirano y cualquier ciudadano tendría el derecho de matarlo: “i el que lo hiciere será declarado por el Congreso benemérito de la patria”. La radicalidad de la propuesta y su carácter anónimo hicieron que este tuviera poca repercusión, lo que explica que haya estado durante más de un siglo olvidado.

Aunque se hicieron muchos cambios y hubo nuevos traspies, Chile siguió enfrentando la guerra sin alterar sus sistema político y sin la necesidad de un dictador. Una de las muestras más evidentes de esta falta de unidad fue que uno de los principales héroes, el general Manuel Baquedano, tristemente célebre a partir del 18 de octubre del año pasado, desistió de suceder a Aníbal Pinto en la presidencia, luego de no recibir el apoyo suficiente para ganar la candidatura.

Hoy nos encontramos en una encrucijada similar, aunque con un enemigo más esquivo y poderoso, lo que transforma el panorama en algo menos alentador. Siendo pesimista, si la unidad no se dio cuando enfrentamos una guerra como la de 1879, difícilmente se puede dar en el contexto actual. Siendo optimista, queremos pensar que lo que falta no es patriotismo, sino que todos, en el fondo, quieren lo mejor para Chile, pero ven distintas formas de lograrlo. El problema es que, en medio de esta discusión, sigue habiendo muertes que podrían ser evitadas, tal como sucedió en la guerra del Pacífico, sin que nadie se haga responsable.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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