Una vez más (casi) lo mismo

4 de Diciembre 2015 Columnas

Con sus alzas y bajas los recursos naturales han formado parte relevante de lo que somos desde siempre, en cuanto a su proporción en la producción nacional, su aporte a los ingresos fiscales y la generación de divisas. Y, derivado de lo mismo, también en nuestras instituciones. Lamentablemente, el gran boom de los commodities parece haber quedado atrás. Los precios de los recursos naturales han caído a más o menos la mitad desde los máximos alcanzados hace un par de años. En el caso de los metales básicos, la razón es esencialmente un shock negativo de demanda proveniente de China. No sólo porque crece menos, sino también porque crece distinto. La transformación de esta economía desde una exportadora que ya no es tan competitiva como antes y ya no tienen mucho más espacio para ampliarse, a una basada en el consumo interno, no nos favorece especialmente puesto que el sector terciario es bastante menos intensivo en metales que el sector secundario o manufacturero. Y esta situación no es transitoria, por lo que no debiéramos ver un rebote importante de los precios. Tampoco debieran caer volver al nivel de 10% inferior de hace unas semanas. Esto, gracias a las señales del Banco de China de comenzar a permitir que su sobre apreciada moneda comience a alinearse más con su valor de mercado de manera de contener la desaceleración abrupta que estamos viendo en su sector exportador. Así, los valores debieran mantenerse en los próximos años en términos reales alrededor de los niveles que estamos viendo hoy.

En este contexto, la inversión minera acumulada a Julio se desplomó un 15.6% respecto a la del mismo periodo en 2014, año en que ya había caído un 11%. Los gastos de capital de las empresas mineras son altamente sensibles a los precios. Cuando estos están altos la inversión explota, cuando caen colapsa. El timing no es bueno. A diferencia de otros sectores, aquí lo invertido da sus frutos muchos años en adelante. De manera que, normalmente, cuando se termina de invertir ya los precios ha caído y las rentabilidades terminan siendo bastante más bajas a las esperadas. Es más, el hecho de haber invertido tanto en aumentar la oferta es lo que magnifica la caída posterior del precio. Es raro ver un sector en que el precio de su producto se duplique o triplique y luego caiga a la mitad en el curso de unos pocos años como ocurre en la minería.

Pero, ¿cómo puede repetirse este fenómeno vez tras vez? ¿Cómo no se dan cuentan los empresarios y moderan su inversión en los periodos de boom y aprovechan de aumentarla en los tiempos malos? Una posibilidad es que realmente no se den cuenta. Es fácil convencernos cognitivamente que los precios altos llegaron para quedarse porque es lo que nos conviene. Sin embargo, esta no es la única posibilidad; hay una razón bastante racional para este comportamiento. Y es que la inversión no sólo depende de las oportunidades futuras que se perciben sino también de la capacidad de financiarla. Los desembolsos de capital en el sector minero son muy grandes y, como decíamos, de largo aliento. La incertidumbre que las rodea es importante, no sólo sobre qué esconde exactamente la tierra sino, especialmente, en que su viabilidad y retorno son muy sensibles al entorno político institucional en que se realizan. Todo esto deriva en que la factibilidad de lograr financiamiento externo para realizarlas es normalmente bien baja. Así las cosas, las empresas aprovechan la caja que se genera en los ciclos de alza de precios para hacer estos grandes desembolsos. No será el momento más apropiado para invertir, pero es el único en que se podrá hacer.

Como sea, la sobreoferta ya está y el deterioro de las ganancias ha sido grande. Afortunadamente, la caída en las utilidades debiese contenerse en lo que sigue. Esto, porque a medida que bajan los precios, los costos también lo hacen por lo que el margen ciertamente disminuye pero no tanto como se piensa. El costo de la energía ha caído en forma muy importante gracias al desplome del precio del petróleo. Y los costos laborales comienzan a contenerse a medida que se deja de invertir y comienzan los despidos. El tipo de cambio juega su rol, también, disminuyendo la carga de los costos en soles. Aunque en el caso del Perú, el manejo cambiario le quita mucha fuerza a este mecanismo.

Cauto optimismo, lo peor para el sector ya estaría pasando. Así como es poco razonable que los precios se mantengan altos para siempre, también lo es que sigan cayendo al ritmo que venían haciéndolo. Pero, entendiendo las razones que están detrás del clásico ciclo que vive la minería, preocupémonos de fomentar el desarrollo de un mercado de capitales capaz de proveer los fondos cuando los recursos internos escasean y de generar una institucionalidad estable que favorezca las grandes inversiones en el país.

Publicado en El Pulso.

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