Señor Director:
En el plebiscito del domingo recién pasado, el pueblo chileno se opuso por segunda vez a la propuesta de la nueva Constitución. El llamado a votar esta vez fue un poco distinto: pasó de lo que pareciera ser un eterno conflicto polarizado entre Apruebo o Rechazo, a una simple declaración, y al mismo tiempo a una fuerte dualidad, entre A favor o En contra.
Ahora, aunque esta formulación en el uso del lenguaje pasó inadvertida, habría que preguntarse qué efectos semánticos hay detrás de estas dos nuevas opciones y si el ganador En contra resulta equivalente al ganador anterior Rechazo. Cambiaron las respuestas, pero ¿cambió la actitud?
Los analistas comentan que los votos fueron consistentes y que el resultado era lo esperado. ¿Será tan así? ¿Qué es lo que se entiende con este nuevo voto? ¿En contra de qué realmente votó el pueblo chileno? ¿Se leyó la pregunta antes de votar?
Al parecer, hay otra dualidad más en un mismo concepto Rechazo o En contra, tal como la metáfora dual de la intervención artística, por unas pocas horas en Plaza Italia, la de un Chile Uróboro: ¿es un renacimiento o un autoexterminio? Las lecturas tanto del voto como de la escultura pueden ser varias y las interpretaciones quedan abiertas, igual que este largo proceso de los últimos cuatro años. ¿Se deja cerrado? ¿Se deja abierto? Cualquiera sea el caso, lo que, sin dudas, deja es una sensación extraña.
Publicada en El Mercurio.