Una crisis sin épica

17 de Mayo 2020 Columnas

“No me sirve que el ministro de Salud cambie el tono, (sino) que haya un cambio en la forma de gobernar esta pandemia. Nosotros hemos presentado una serie de recomendaciones… No podemos seguir hablándole a una pared”. Esas duras palabras fueron dichas por la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, luego de que esta semana la curva de contagios por Covid19 se elevara dramáticamente, al igual que la cantidad de fallecidos.

Ante la dura crítica, el gobierno decidió pedir unidad. Pero lo cierto es que  más que una pared, hasta ahora el Ejecutivo ha sido un ente incapaz de generar unidad en el manejo de la crisis, no solo hacia el mundo político, sino también hacia la ciudadanía.

Con mensajes contradictorios e improvisaciones que los han obligado a retroceder y explicar una y otra vez, no ha sido posible que la gente entienda las recomendaciones que surgen desde La Moneda y las haga suyas: quédate en tu casa, rezó el dicho en un comienzo, cuando a partir del 3 de marzo, el coronavirus se instaló en el país. Luego, se instauró la “nueva normalidad”, en la que podíamos salir a tomar café y los niños eventualmente podían volver a clases, respetando la distancia social y el lavado de manos.

Ante la salida de la gente en masa a la calle y el aumento de las cifras, entonces el Presidente Sebastián Piñera decidió virar el discurso hacia el “retorno seguro”, intentando que la población entendiera que debía salir solo por razones de peso y que la idea del café con los amigos no era muy prudente en momentos en que los contagiados seguían subiendo y los fallecidos, también. Pero tampoco este concepto generó el efecto esperado y, por el contrario, elevó las críticas, sobre todo de parte del Colegio Médico y el consejo asesor, lo que obligó a que, finalmente, volviéramos al “quédate en tu casa”, pues “ahora viene lo peor”.

Y efectivamente comenzó a llegar “lo peor”. Esta semana la peligrosa curva se fue hacia arriba y el Ejecutivo se vio sorprendido una vez más. El ministro Jaime Mañalich, en tanto, tuvo que darle una vuelta de tuerca a su discurso, para hablar entonces de “confianza” y “unidad”.

Esos son precisamente los conceptos que han estado ausentes de esta crisis y que no han logrado permear en la gente, debido principalmente a la falta de “ciudadanización” de las medidas y la nula traducción de los números –que sagrada y diariamente el gobierno entrega-, de manera de intentar generar complicidad e instalar la sensación de que el problema es de todos y debe ser solucionado por todos.

Por eso probablemente, en las últimas encuestas, Izkia Siches aparece mejor evaluada que el Presidente y el ministro de Salud. En el último sondeo de Criteria, de hecho, el Colegio Médico es considerado como una entidad que tiene alta importancia y que aporta en esta crisis, junto con los alcaldes, hospitales y pequeñas y medianas empresas. En la contraparte, el gobierno se muestra con alta relevancia, pero poco aporte para la superación de la crisis sanitaria. Ni hablar del Congreso o los partidos de la oposición, que se instalan en el cuadrante de la irrelevancia y la baja contribución.

La filósofa política alemana Hannah Arendt definió el poder en términos de la capacidad relacional de los sujetos para seguir ciertas normas a partir del consenso y el apoyo que estas concitan. Aunque ha sido criticada por rechazar las definiciones tradicionales del poder y su relación con la coerción, lo cierto es que el pensamiento de Arendt cobra sentido al analizar el desarrollo de la crisis sanitaria producida por el coronavirus en Chile.

Precisamente, esa adhesión, ese respaldo a las medidas instauradas por el gobierno, es lo que ha estado ausente, no ha logrado hacerse carne en la ciudadanía. El Ejecutivo se ha transformado en un ente que entrega números diarios, pero que no los traduce en un ethos común. Al final, las cifras se han convertido en vacíos, sin rostro y sin alma, que no generan cohesión, sino apenas miedo.

Mientras el Presidente Piñera y el ministro Mañalich no sean capaces de permear precisamente en el alma ciudadana, lograr un ethos común en el manejo de esta crisis y que la población entienda que el coronavirus no puede ser vencido sin un sentido de responsabilidad común y masivo, las cifras continuarán siendo vacías y subiendo peligrosamente. La adhesión de la ciudadanía a las medidas es tan importante como la capacidad de fiscalización del Estado. Sin aquello, el manejo de la crisis sanitaria continuará siendo deficitario y las recomendaciones del Colegio Médico seguirán chocando con una pared.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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