Un piano demasiado grande

10 de Mayo 2020 Columnas

¿Qué pasaría y cómo se enfrentaría esta pandemia si el ministro de Salud no fuera médico? ¿Cómo se podría cuidar la billetera fiscal en plena crisis si el titular de Hacienda no fuera economista? ¿Cuán necesaria es la expertise en cargos de gobierno sobre todo si son sectoriales? ¿Qué pesa más: el cuoteo político o la experiencia?

El nombramiento de Macarena Santalices como nueva ministra de la Mujer y Equidad de Género ha causado más ruido que silencios. Acérrima militante UDI, pareciera ser que esa fue la razón por la que el Presidente Sebastián Piñera decidió designarla en una cartera que vive siempre en la boca del huracán y en la que la materia a resguardar –tanto la equidad de género, como la necesidad de que el país actúe decididamente en contra de la violencia hacia las mujeres- es tremendamente sensible.

De hecho, según se informa en la misma página del ministerio, al 6 de mayo, en nuestro país ya se registraban 14 femicidios y 34 intentos frustrados. En cuanto a la violencia intrafamiliar, la cuarentena no ha sido inocua: durante las primeras semanas, el aumento en las denuncias telefónicas fue grave, incluyendo comunas como Providencia, donde el alza alcanzó a un 500%. Y el fenómeno no es local: la OMS advirtió esta semana que en Europa hubo un incremento de hasta 60% en las denuncias en esta materia durante el encierro.

Es en este escenario en el que aterriza Macarena Santelices: con un ministerio que venía siendo criticado desde el estallido social por la postura adoptada por su antecesora, Isabel Plá, y que en el último tiempo había brillado por su ausencia, de la mano de la subrogante Carolina Cuevas. Ahora, con la exalcaldesa de Olmué a la cabeza, la situación no cambió mucho: el hashtag “NoTenemosMinistra” se hizo viral en redes sociales, las críticas fueron transversales, desde RN al Frente Amplio (no por las mismas razones, claro está), incluyendo a variadas organizaciones feministas, y salieron a la palestra muchas de las polémicas intervenciones anteriores de la ahora flamante jefa de la cartera.

“Júzguenme por lo que hago desde hoy en adelante”, pidió Santelices en sus primeras horas a cargo del ministerio, cuando su pasado ya había comenzado a condenarla brutalmente en redes sociales: ha sido férrea defensora de la dictadura de Augusto Pinochet, ha pedido terminar con la llegada de inmigrantes, ha denostado las denuncias por violaciones a los DD.HH y a quienes siguen defendiendo a las víctimas de Pinochet. Pesado pergamino con el que llega a hacerse cargo de la secretaría de Estado.

Pero el problema de Santelices no está solamente en el pasado. También en su presente. De profesión periodista, licenciada en Ciencias de la Comunicación y Máster en Comunicación, su currículo no tiene cercanía con los temas de género ni aunque se busque con lupa. Su expertise está dada por la comunicación –lo que se notó cuando era alcaldesa de Olmué- y se presume que es poco el aporte que puede hacer en un tema tan sectorial y sensible como el de las mujeres y la equidad.

La gestión del ministerio como tal tampoco le será fácil y quizás será el primer desafío que deberá enfrentar. “Rechazamos a Macarena Santelices  Cañas Pinochet como ministra de la Mujer y presumimos con su nombramiento el desprecio del Presidente Piñera hacia las mujeres, el que no solo hemos comprobado en sus reiterados dichos machistas y misóginos de público conocimiento que han pretendido naturalizar la violencia sexual, sino también en este nombramiento”, fueron las fuertes palabras de la Asociación Nacional de Funcionarias y funcionarios de la secretaría de Estado.

La situación es compleja. No se trata de que Santelices no tenga dedos para el piano, sino que el piano le queda grande o, derechamente, no es su instrumento. Y eso le generará más ruido que otra cosa al Presidente Sebastián Piñera, pues no se entiende que el Mandatario haya tomado la decisión de nombrarla, en vez de apostar por alguna mujer de sus filas que no solo tenga esa característica de género, sino que además tenga algún conocimiento y expertise en la materia. El cuoteo político aparece como la explicación más lógica, el mismo que el jefe de Estado ha prometido erradicar.

Desde la UDI han defendido la nominación de Santelices, calificando de “pequeñeces” las críticas en su contra. Sin embargo, nadie ha sabido explicar concretamente qué grado de conocimiento sectorial y capacidad tiene sobre el tema. Ni siquiera la propia ministra, que llega sin una agenda clara ni propositiva a un ministerio donde la cuarentena se paga, muchas veces, con sangre.

Publicado en El Mercurio de Valparaíso.

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