Trasfondo Político

11 de Abril 2022 Columnas

Uno de los factores que explica la caída en la aprobación del gobierno y el alza del rechazo al trabajo de la Convención Constitucional lo revelaron las propias encuestas: la inflación empieza a convertirse en el principal problema para la gente, el deterioro de la situación económica está horadando las expectativas, y ese estado de ánimo se extiende a la evaluación del nuevo gobierno y del proceso constituyente.

Las últimas cifras han confirmado que la presente espiral inflacionaria tiene componentes externos e internos. Entre ellos, la enorme inyección de liquidez derivada de los retiros de fondo previsionales, votadas a favor por las fuerzas políticas que hoy gobiernan, incluido el Presidente Boric. Ahora deberán administrar sus consecuencias y pagar los costos, ya que, más allá de la retórica, siempre son los gobiernos de turno los que deben hacerse cargo, más aún cuando recién comienzan y la crisis está condenada a prolongarse.

Las proyecciones efectuadas en los últimos Ipom del Banco Central son categóricas: vienen al menos dos años con caídas en la inversión, bajo crecimiento, inflación persistente, altas tasas de interés. Y la gente no volverá a tener en sus bolsillos los niveles de liquidez que aportaron los anteriores retiros y las ayudas fiscales. Esa descomunal cantidad de recursos ya no existe y, por tanto, la gente va a descubrir que la vida no va a mejorar en el corto y el mediano plazo. Al contrario, en los próximos meses se irá haciendo cada día más difícil.

Esa realidad es la que ahora debe afrontar el gobierno de Gabriel Boric, el estrellón contra el muro del deterioro económico, acrecentado por la incertidumbre política y la crisis de expectativas. Y deberá hacerlo con un equipo de colaboradores muy joven, sin experiencia, con importantes niveles de desprolijidad e improvisación. De algún modo, eso fue lo que vino a confirmar esta semana el papelón de la ministra Siches, el desface entre la envergadura de los imperativos que enfrenta el gobierno, y la capacidad política y de gestión de las nuevas autoridades.

Es cierto que el Presidente no podía sacar a su ministra del Interior a tres semanas de haber asumido. Era exponer su propia responsabilidad por una mala decisión en el diseño original de gobierno. Pero su jefa de gabinete es ya un “fusible quemado”, que no podrá recomponer los niveles de credibilidad y de interlocución política que se requieren para las tareas que vienen por delante. En simple, su salida es solo cuestión de tiempo.

La próxima semana empieza a definirse el destino del quinto retiro, una iniciativa que, de prosperar, dejará a los ministros Marcel y Jackson en otra situación inconfortable, cuando la crisis generada por la espiral inflacionaria recién comienza, y el gobierno no termina de instalarse. Un gobierno donde abundan los egresados en práctica, una generación que tiene en sus manos los desafíos políticos e institucionales más complejos de las últimas décadas. Dios los guarde.

Publicada en La Tercera.

Contenido relacionado

Redes Sociales

Instagram