Participar de espacios de práctica de mindfulness online durante los meses de cuarentena ha sido una experiencia nueva para mí, y sospecho que para muchos. Sin quererlo se ha ido transformando en una oportunidad para explorar y construir un nuevo modo de practicar junto a otros.
El espacio de práctica ha sido un recurso para conectar y compartir junto a personas de diferentes latitudes y contextos, reconociendo que estamos unidos, viviendo una experiencia personal e histórica común, compartimos nuestra vulnerabilidad y presencia en un tiempo donde se vuelve evidente la incertidumbre y también nuestra interdependencia.
Aún cuando no podemos cambiar las circunstancias, sí tenemos la oportunidad de elegir cómo afrontarlas, y optar por reunirnos diariamente para practicar junto a otros ha sido una experiencia significativa en varios sentidos.
Creo valioso detenernos y apreciar algunos de los aprendizajes que ha traído este novedoso modo de encontrarnos. De pronto, la sala de práctica se transformó en un espacio de encuentro virtual, comenzamos a interactuar con otros mediados por una pantalla.
Una pregunta que me aparece pertinente de hacernos en este contexto es: ¿Cuáles han sido los principales aprendizajes que ha traído participar en espacios de práctica de presencia plena o mindfulness online?
Quisiera compartir lo que para mí han sido cuatro aprendizajes centrales:
Primer aprendizaje: Sostenernos unos a otros
Hemos sido una comunidad de práctica que se ha transformado en un espacio de contención mutua, nos sostenemos unos a otros, elegimos conectarnos desde nuestra humanidad compartida, en vez de quedarnos en un estado de aislamiento.
En los diferentes espacios de práctica hemos tenido la oportunidad de detenernos y observar cómo estamos, también hemos tenido la oportundad de compartir nuestras alegrías y tristezas. Me resuena aún un encuentro en el cual concluimos cantando la canción Gracias a la vida de Violeta Parra, cantando más de 200 personas de diferentes lugares del mundo, y de la mano de la Guitarra de Gonzalo Brito, y al mismo tiempo, se me hace presente el silencio compartido tras el fallecimiento de una compañera de práctica, quien por varios meses estuvo participando en el espacio de práctica. El silencio y la emoción de su inesperada partida también formó parte del espacio de práctica, donde tuvimos la posibilidad de honrarla.
Segundo Aprendizaje: Lazos de fraternidad y colaboración
La experiencia de acompañar y dirigir espacios de práctica junto a amigos y colegas, ha abierto un valioso espacio de resonancia y colaboración.
Valoro la fraternidad y amistad compartida, aprecio el conectar con amigos, diluyendo las distancia geográfica que nos separan. Habría sido altamente improbable que en otras circunstancias pudieramos conectar y acompañar juntos un espacio de práctica, tal como lo hemos estado haciendo durante los meses de pandemia.
Recordando los versos de Atahualpa Yupanqui, cuando se pregunta: ¿A qué le llaman distancia? y responde: “Los caminos son leguas en la tierra y nada más, a qué le llaman distancia, eso me habrán de explicar”.
He tenido la suerte de acompañar la práctica junto a amigos que quiero y admiro, estando en diferentes lugares del planeta, nos coordinamos y dirigimos desde Buenos Aires, Santiago de Compostela, Madrid y Santiago de Chile. Los lazos de fraternidad se nutren y traspasan fronteras.
Tercer aprendizaje: Concretando encuentros altamente improbables
Realizar prácticas a distancia ha abierto la posibilidad de diluir algunas de las barreras sociales y geográficas que habitualmente nos separan, quizás gracias a la pandemia se ha visibilizado lo interdependiente que somos.
Sin esperarlo y gracias a la generosidad de muchas personas hemos tenido la posibilidad de tener encuentros con mujeres y hombres notables, conversaciones y guías de práctica que en otro contexto no habrían ocurrido.
Como ejemplo concreto, gracias a la generosidad de Maria Noel Anchorena y Santiago Nader, amigos de la Sociedad Mindfulness y Salud tuvimos la posibilidad de compartir con muchos amigos, colegas y maestros, dentro de los encuentros más improbables que tuvimos estuvieron los sostenidos con: Susan Morgan, Bill Morgan, Florecen Meleo-Meyer, Jon Kabat-Zinn, Saki Santorell, Christopher Germer, Ronald Siegel, Vicente Simón, entre otros.
Cuarto aprendizaje: Democratización de la práctica
Las prácticas han abierto la posibilidad de conectarnos desde diferentes lugares del planeta, reduciendo brechas sociales, económicas y geográficas. Por supuesto que las brechas no se eliminar, pero estos espacios de prácticas gratuitas y online permiten reducirlas.
Creo que estos espacios de práctica nos han acercado al antiguo anhelo de que la práctica de la presencia plena se vuelva más inclusiva y democrática, que esté más al alcance de la mano de personas que de otra manera no podrían acceder a ella, por ejemplo, han participado adultos mayores, personas con movilidad reducida, personas de diferentes sectores de la ciudad, de diferentes regiones, provincias y de diferentes países.
Personas que viven en muy diferentes contextos pueden conectarse gracias a que la práctica ha sido online, por ejemplo, recuerdo a una mujer que vive en las afueras de Santiago, y que comentaba tras una práctica que de no ser por estar en una práctica online no habría logrado participar. Una hora de conexión online permitió que se sumara, ya que no necesitó trasladarse, ahorrando el tiempo de traslado. Si tuviera que asistir presencialmente le habría tomado el doble de tiempo o más. Esta mujer decidió participar en una práctica cerca del mediodía, justo cuando sus actividades cotidianas se volvían más apremiantes. En sus palabras, ella describía que hacer esta pausa le ayudaba a darse cuenta de algo muy significativo para ella, “que no pasaba nada si se detenía”, ella expresaba que se daba cuenta que el mundo no se derrumbaba si dedicaba una hora para ella misma. Luego de escuchar esto me preguntaba: ¿Y si esta posibilidad estuviera disponible para todas las personas que lo quisieran? ¿No podrán los espacios de práctica online abrir una inesperada posibilidad para democratizar la práctica?
Esta pandemia nos está dejando diversos aprendizajes, hemos sido testigos que sostener espacios de práctica de mindfulness y compasión online está trayendo frutos, el poder sostenernos unos a otros, cultivar la fraternidad con amigos y colegas, tener encuentros inesperados y altamente improbables, y al ayudar a democratizar la práctica, permitiendo que personas de diferentes contextos nos encontremos en un mismo espacio.
En síntesis, aún cuando el contexto de pandemia a traído ansiedad y sufrimiento, también ha abierto nuevas posibilidades, y no podemos obviarlo. Estas posibilidades vale la pena explorarlas y apreciarlas. Podemos volver a conectar con la intención profunda de la práctica, de contribuir a que todos los seres puedan estar libres de sufrimiento y que puedan tener una buena vida.
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Mindfulness.cl