“Sorpasso”

19 de Marzo 2017 Columnas Noticias

El descrédito del gobierno y las tensiones en la Nueva Mayoría no solo tienen a Sebastián Piñera como la primera opción presidencial; también han abierto un flanco por la izquierda del oficialismo, un desafío político que se está volviendo tanto o más amenazante. Las señales de las últimas semanas son elocuentes: el Frente Amplio no solo confirmó su decisión de presentar un candidato propio a la primera magistratura, sino que se prepara con todo para disputar las posiciones que en la actualidad ostenta la izquierda del conglomerado y, en especial, el PC. Ello supone un diseño estratégico que busca horadar las bases de sustentación del actual bloque gobernante y que obligará a resguardar dicha posiciones, haciendo más difícil la posibilidad de que el futuro candidato del oficialismo pueda moverse hacia el centro, buscando recuperar votación perdida.

La amenaza explícita que la Nueva Mayoría ve ahora surgir por la izquierda, responde a una lógica muy similar a la que “Podemos” ha impuesto sobre el socialismo español en los años recientes. Lo que se busca, en síntesis, es consumar un “sorpasso”, es decir, un adelantamiento de posiciones equivalente al que consiguió relegar al PSOE a la condición de tercera mayoría, asestando un duro golpe a una de las dos fuerzas que articularon la política de España desde el inicio de la transición. En Chile, el objetivo de mediano plazo que devela el Frente Amplio es el mismo: construir una alternativa de cambio que se transforme a la larga en la única opción real frente a la derecha, dejando al actual bloque de centroizquierda literalmente “fuera de juego”.

Resulta sin duda irónico que la polarización instalada hace unos años por la Nueva Mayoría, con la intención de dotar de legitimidad a su programa de reformas estructurales, ahora empiece a amenazarla a ella, tratando de hacerla sucumbir ante su propia ambigüedad, único hábitat donde sus hondas diferencias internas pueden convivir. En rigor, lo observado en estas semanas ha venido a confirmar que para el Frente Amplio el verdadero y principal adversario político es el nudo de contradicciones en que hoy se mueven la DC y el PC, un entuerto sin salida, agravado por los altos niveles de desaprobación del gobierno, y por la ausencia de un liderazgo sólido y aglutinador.

Las señales erráticas de un Alejandro Guillier buscando acercamientos con el Frente Amplio, o sus duras críticas a Bachelet y a las reformas en curso, son expresiones del nerviosismo que este nuevo escenario genera en importantes sectores del oficialismo. El temor a una “fuga” masiva por la izquierda y la necesidad de hacerse cargo de los importantes grados de desaprobación que exhibe el actual gobierno, empiezan a convertirse en un dilema sustantivo que, más temprano que tarde, impondrá exigencias a todos los integrantes de la Nueva Mayoría.

En definitiva, el fantasma de un futuro “sorpasso”, el riesgo de una sangría de votos que pueda terminar siendo el golpe de gracia en este año electoral, agrega una variable muy compleja a la ya debilitada situación del oficialismo, un peligro en potencia para el que hasta ahora no se observa diseño ni respuesta. Salvo el miedo…

Contenido relacionado

Redes Sociales

Instagram