¿Somos más corruptos que antes?

22 de Mayo 2019 Columnas

Todas las semanas aparecen nuevas informaciones relacionadas con casos de corrupción, aprovechamiento político o mal uso de los recursos públicos. Faltarían páginas para sumar todos los casos, pero destacan últimamente los del Obispo Duarte, el de los jueces y los fiscales de Rancagua y la presencia del hijo del presidente en la gira por China.

La sensación de impunidad en torno a estas situaciones contrasta con lo que vemos en Perú o en Brasil donde las máximas autoridades han terminado en la cárcel. El suicidio de Alán García, acosado por la policía, aparece como un quiebre entre la vieja forma de hacer política, representada por el ex mandatario y en la que todo quedaba en la impunidad, y la nueva manera en que la opinión pública exige que quienes quiebran la ley terminen en la cárcel.

Algo así pareciera ser impensable en Chile, aquí todo termina en los tribunales, hay culpables, pero las sanciones, a lo sumo, es la reclusión domiciliaria o las clases de ética. En consecuencia con esto, la imagen de probidad de la que nos jactábamos hasta hace poco, en comparación con la de nuestros vecinos, pareciera desvanecerse y quedar solo como un buen recuerdo.

¿Somos más corruptos que antes? Todo pareciera indicar que sí, no obstante hay que ser cuidadoso y tratar de mirar los hechos en perspectiva. ¿Qué es lo que ha cambiado en este último tiempo? Alguno podría decir que ya no tenemos los mismos valores que antes o que detrás de esta crisis moral se esconde el deterioro de la educación pública, el capitalismo salvaje o la falta de fe. Sin embargo, el principal cambio que se ha introducido en estos últimos años es la irrupción de internet y con esta plataforma, el surgimiento de nuevos medios de prensa que rompen con el tradicional monopolio que hasta hace poco existía.

El surgimiento de esta prensa ha ampliado el margen de noticias y ha incentivado la investigación, lo que ha ido de la mano con las leyes de transparencia que permiten, a cualquier chileno, revisar sueldos y transacciones vinculadas al Estado a través de internet.

Es gracias a estos cambios que hemos conocidos casos como CAVAL, Carabineros, Ejército por nombrar los más emblemáticos.

La profesionalización de la prensa y la necesidad de pasar de un periodismo informativo a uno más interpretativo y de investigación ha generado que los medios hayan elevado el estándar de lo que se les exige a las autoridades, organismos públicos y privados.

Han variado los medios y no, a mi juicio las personas, por el contrario, la revisión de la historia republicana nos muestra, en un trabajo un poco más agudo, conflicto de interés en personajes que la historiografía tradicional había querido conservar como inmaculados. Pensemos en dos de ellos, Bernardo O´Higgins y Diego Portales. El primero se vinculó al negocio del azúcar en Perú mientras estuvo desterrado y su postura respecto a Chile, durante a Guerra contra la Confederación, estaba condicionada por sus intereses comerciales. En el caso de Portales, ocurre algo similar, la necesidad de emprender esta misma guerra contra el mariscal Santa Cruz estaba vinculada a sus intereses comerciales.

La revisión de la historia nos muestra que cambian los medios, los contextos, los entornos, pero hay algo que no varía y es la naturaleza humana. Hay que tener en consideración que la mayoría de quienes se interesaron en la política y que además podían dedicarse a ella, era la aristocracia terrateniente y comerciantes a quienes más les afectaba las decisiones del nuevo gobierno. Este interés era el principal impulso para participar y esto se ha mantenido a lo largo del tiempo.

Finalmente, pese a lo triste que pueda resultar ver noticias respecto a casos de corrupción, en especial, en aquellas instituciones que nos parecían impermeables a estos problemas, como Carabineros, debemos estar tranquilos de que sigan siendo noticia. Preocupémonos de que se aumente el rigor de las penas y que quienes cometen estos delitos terminen en la cárcel. Escandalicémonos y exijamos que se investigue cuando abramos el diario y no encontremos noticias vinculadas a casos de corrupción, porque eso significara que perdimos la batalla.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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