Signos persistentes

22 de Abril 2018 Columnas

Esta semana reaparecieron los síntomas de esa verdadera “compulsión al fracaso” que persigue a la derecha chilena desde lejanos tiempos. Pixeles de una distancia y un desdén por el sentido común que el resto del país no alcanzará nunca a comprender; capas geológicas donde se ocultan instintos y complejos que la constituyen desde siempre.
Porque de otra manera no se explica un gobierno que, en estos tiempos, designa a tres nuevos directores del canal de televisión pública sin revisar la ley recién aprobada, una ley que ahora exige paridad de género entre sus integrantes. Por tanto, la autoridad designa a tres ilustres varones, teniendo luego que retirar su propuesta para remplazarla por una terna que en segunda instancia incluye a dos destacadas periodistas; pero dejando al final como secuela la imagen de una autoridad que no revisa las leyes, acompañada de la evidencia de un machismo innato que la delata cuando no existen normas legales para impedirlo.
Después, un ministro de Educación que se explaya contando que, en lo que respecta a la prevención del Sida, él regala a sus hijos condones por docenas ya que, a pesar de no atreverse a ir ellos a comprarlos a la farmacia, “son unos campeones”. Obviamente no dijo si con sus hijas hace lo mismo, es decir, otra vez el machismo atávico, exhibido sin pudor en una época donde la igualdad de género se ha convertido en una clave cultural. Para terminar agregando que, en su opinión, no debería ir a la cárcel alguien que pretende “ganar plata” en el mercado de la educación. Algo que el país ya resolvió legislativamente y sobre cuyo rechazo hoy existe un consenso amplio que abarca a importantes sectores del actual oficialismo, incluido el Presidente de la República.
Y finalmente, es el propio Sebastián Piñera quien termina poniendo el sello a este reencuentro con la Historia, designando a su hermano en la embajada chilena de Buenos Aires. Es cierto: podrá agradecerse que al menos no fue el otro, pero en un contexto como el actual, donde la política ha sido severamente cuestionada por este tipo de prácticas, la decisión no puede ser considerada un simple error “no forzado”, sino la expresión de algo mucho más profundo: un impulso casi autodestructivo que lleva al Primer Mandatario a infligirse un daño gratuito, con una medida que no tenía ninguna necesidad.
En resumen, una semana cargada de signos que confirman esa enorme desconexión que sectores de derecha mantienen con los estándares y el “sentido común” de una época. En rigor, solo a partir de este persistente desfase podría intentar explicarse que, después de todo lo vivido en Chile durante los últimos años, Sebastián Piñera termine de estrenar su administración poniendo a su hermano de embajador.
Hay en este conjunto de signos algo muy íntimo y basal, precisamente eso que a la derecha le hace y le hará tan difícil pasar de una ocasional mayoría en las urnas, a una verdadera hegemonía social y cultural. Al final del día, los esfuerzos en materia de actualización terminan desfigurados por frases y decisiones insólitas, que solo exhiben una todavía férrea incapacidad de estar a la altura de los tiempos.

Publicada en La Tercera.

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