- Doctor en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2012.
- Magíster en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
- Licenciado en Humanidades, Ciencias de la Comunicación y Ciencias de la Educación, Universidad Adolfo Ibáñez.
- Periodista y Profesor, Universidad Adolfo Ibáñez.
El sifón, el invento que permitió los baños adentro de las casas
Detrás de este aparente burdo artefacto se esconde una interesante historia.
Gonzalo Serrano
Doctor en Historia
Las exigencias del mundo moderno, la tecnología y las redes sociales nos hacen olvidar y valorar aquellos inventos que aunque sencillos, nos han permitido mejorar significativamente la calidad de vida. Uno de ellos es el wáter o escusado que ocupamos todos los días. Detrás de este aparente burdo artefacto se esconde una interesante historia que ha sido recogida por los historiadores Macarena lbarra y Sebastián Páez y que dan cuenta de las complejidades culturales y técnicas que implicó su introducción en la ciudad de Valparaíso.
Esto sucedió a medida que los conocimientos científicos se fueron perfeccionando. La identificación de las enfermedades)* sus causas comenzaban a revelarse, obligando a generar un cambio de hábitos en las personas que, para ser efectivos, debía ir acompañado de una transformación de las ciudades y los hogares.
El primer paso fue la creación de un sistema de desagües subterráneo que reemplazara las fosas de las casas y sacara del domicilio los residuos orgánicos. Esto se complementaba con la creación de un escusado, tal como lo conocemos hoy en día.
Mientras este cambio se dio de forma paulatina en Europa durante el siglo XIX, para el caso de Valparaíso resultó un proceso traumático que generó una serie de dudas: ¿era más sano hacer circular los residuos por toda la ciudad en vez de que estos quedaran tapados en el fondo de una fosa? ¿Cómo asegurar un sistema donde los desechos no quedaran estancados? ¿Dónde se iban a arrojar? ¿En el mar? Y finalmente, ¿estaban preparados lo habitantes para este cambio?
Entre los factores que fueron claves en esta transformación, podríamos enfocar en dos. El primero, la rápida expansión de enfermedades que generaron una gran mortandad en el puerto y que obligó a las autoridades a tomar medidas drásticas contra la suciedad. Y, la segunda tiene relación con la geografía del puerto. A diferencia de lo que sucedía en otras ciudades donde los ricos no se veían afectados por lo que hicieran los más pobres, lo que sucedía en la parte alta de la ciudad escurría, cerro abajo, luego de cada lluvia. Las quebradas eran desagües naturales y el plan, donde trabajaba la burguesía la primera estación de las inmundicias, lo que hacía imperativo una solución.
Tal como se desprende del estudio de lbarra y Paéz, la transformación fue un proceso complejo. El primer paso fue convocar a los expertos. Se consultó a la Sociedad Médica y a los ingenieros para que dieran su opinión en un tema que iba a cambiar para siempre la fisonomía de la ciudad y los hábitos de los individuos.
A fines del siglo XIX, el revolucionario proyecto de la Compañía de Desagües solo fue aprobado cuando se firmó un acuerdo con la Empresa de Agua Potable que aseguraba el flujo de agua necesario para que los residuos 110 quedaran estancados en alguna casa o algún lugar de la ciudad provocando el caos.
Un rol fundamental se lo debemos a un invento sencillo, pero clave: el sifón del retrete. La tubería en forma de “S" permitía que el agua circulara y que ni los residuos ni los gases se estancaran. Esto hizo posible que el baño pudiese estar dentro del hogar, señalan lbarra y Páez.
Este cambio fue rápidamente incorporado por la burguesía, se abandonaron las letrinas y los escusados comenzaron a ser incluidos como parte del diseño de las viviendas. La burguesía modificó su forma de vida y, posteriormente buscó los medios para imponerlos al resto de la sociedad. La clase dirigente consideraba que la higiene corporal iba de la mano con la moral.
El primer paso fue hacerlo a través de la implementación de los baños públicos en el puerto. Su uso se vio acelerado luego del terremoto de 1906, pero no fue suficiente. Finalmente, los nuevos hábitos de los sectores populares terminaron siendo bastante más paulatinos de lo que esperaba la burguesía, aunque solo sería cosa de tiempo. Los beneficios de los baños modernos y los sistemas de desagües cambiaron para siempre la calidad de nuestras vidas.
Publicado en El Mercurio de Valparaíso.