El inicio del año laboral y académico, viene marcado por noticias relevantes que dan cuenta de una condición de fragilidad emocional y problemas de salud mental. Ya antes de la pausa de febrero, que de pausa tuvo bastante poco por lo que seguimos viviendo como sociedad en diversos frentes, sabíamos que las consecuencias del estrés sostenido que significó la emergencia sanitaria, anunciaban un escenario complejo.
Es que la fragilidad personal y la ausencia de recursos personales para un adecuado afrontamiento de la crisis, ha dado paso a consecuencias insospechadas para nuestro equilibrio psicológico. Como si fuese poco, las fracturas en el tejido social que dejaron los movimientos ciudadanos del 2019 y la sistemática negación de la complejidad social en nuestro país, nos han dejado muy vulnerables para saber por dónde debemos ir para afrontar adecuadamente la contingencia que nos ocupa.
Los esfuerzos desplegados por distintos actores del Estado para hacer frente a lo que se ha denominado la segunda pandemia, referida a la de la salud mental, si bien evidencian una reacción correcta, lamentablemente llegan tarde y develan un enfoque reactivo que permitirá paliar, pero nunca resolver las consecuencias que tiene para la vida de las personas y la sociedad los problemas a la salud mental.
Desde hace ya poco más de 20 años atrás, los esfuerzos de encontrar una alternativa a la promoción de la salud mental y el bienestar, dieron fruto en lo que se conoce como Psicología Positiva. Martin Seligman, ex presidente de la Asociación Psicológica Americana, propuso y sistematizó una psicología que puso su énfasis en la búsqueda de recursos, la promoción de la felicidad y el bienestar, y en el desarrollo de un enfoque centrado en las fortalezas.
Utilizando el acrónimo PERMA, por sus siglas en inglés, Seligman y sus colaboradores plantearon que el bienestar se puede alcanzar a través del cultivo de relaciones positivas, de la búsqueda del compromiso, de la emocionalidad positiva, de la búsqueda del sentido o el propósito y de la consecución de logros. Uno de los aspectos más interesantes de esta perspectiva es que estos autores han buscado no sólo proponer modelos teóricos, sino demostrar con fuerte evidencia empírica, la validez de sus proposiciones.
Hoy, cuando nuestra salud mental se ve amenazada por el desarrollo y las consecuencias de esta pandemia, asumir un enfoque que favorezca el bienestar personal, organizacional y social, puede ser una propuesta interesante, con gran respaldo científico, para darnos la oportunidad de incidir sobre nuestro presente y construir un futuro más auspicioso.
Publicada en
El Dinamo.