Retomar a Hipócrates

11 de Abril 2022 Columnas

La llegada de Izkia Siches al ministerio del Interior fue un hecho inédito. Después de 212 años, y desde que el abogado serenense José Gaspar Marín se hiciera cargo del rol de secretario del Gobierno de Chile en 1810, por primera vez, asumía en este importante rol una mujer, madre y trabajadora.

Su arribo al ministerio tiene la gracia de haberse logrado por sus propios méritos, sin haber sido originariamente de la capital, sin haber pertenecido a los colegios de la élite y sin haber sido prima del presidente o ser cacique de algún partido político.

Uno no sabe si por ambición, ignorancia o una seguridad absoluta en sí misma, la especialista en medicina interna -vaya coincidencia- aceptó esta cartera, creyendo que debía cumplir una función similar a la que tenía como presidente del Colegio Médico. La gran diferencia es que en la asociación gremial podía decir lo que quisiera sin consecuencias, tal como quedó demostrado a través de una serie de declaraciones que hoy, en perspectiva, no tenían sustento.

En esta línea, surgieron las nuevas expresiones de la Ministra en el Congreso, acusando al gobierno anterior de una maniobra distractora con los inmigrantes expulsados del país, sin tener una certeza de que así fuera. La altura del cargo parece haberle hecho olvidar ese juramento de Hipócrates que hizo cuando soñaba con mejorar la vida de las personas a través de la medicina y que decía en uno de sus párrafos: “Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deba ser público, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas”.

Esa falta de prudencia, válida para cualquier profesión, la ha puesto en entredicho y ha llevado a algunos a cuestionar su capacidad para ejercer un cargo que ha sido sensible a lo largo del tiempo. Haciendo una revisión de la historia de este ministerio, desde el retorno a la democracia, ha sido de una gran estabilidad. Michelle Bachelet tuvo tres ministros en cada uno de sus gobiernos; Piñera dos en el primer mandato, igual que Ricardo Lagos; en el caso de Eduardo Frei, fueron tres y con Patricio Aylwin, increíblemente, solo uno: Enrique Krauss. La excepción que confirma la regla fue el último gobierno de Piñera que tuvo cuatro ministros que intentaron sortear con dificultad las olas del estallido.

Revisando la historia de nuestro país, resulta evidente que la cantidad de ministros del interior va en directa relación con la capacidad de un gobierno para ejercer sus funciones. En esta línea, exceptuando a Piñera y el estallido, desde 1990 el clima fue de orden. En la vereda contraria, nos encontramos con los casos de Salvador Allende que tuvo 9 ministros del interior en tres años; Carlos Ibáñez del Campo, 16 ministros en seis años, durante su segundo gobierno. Uno menos que Arturo Alessandri en su primer gobierno. Durante el siglo XX, el récord lo tuvo su antecesor Juan Luis Sanfuentes con 18 secretarios.

El primer ministro de Sanfuentes, José Elías Balmaceda, duró apenas 16 días. En tanto, Orlando Leterier fue ministro del Interior durante la Unidad Popular por 14 días. Cuatro días más que Jorge Matte, que estuvo encargado de esa cartera solo diez días como ministro de Alessandri en su primer gobierno.

Más allá de sus errores no forzados, Izkia Siches está próxima a cumplir un mes en el cargo, superando los casos de Balmaceda, Leterier y Matte. Cuánto más logre mantenerse en el ministerio dependerá de la capacidad que tenga para percatarse que dejó la vocería del Colegio Médico y asuma que ahora es parte fundamental del Gobierno. Su permanencia en el cargo será, en definitiva, el principal barómetro de la capacidad de este mandato para gobernar al país.

 

Publicado en El Mercurio de Valparaíso

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