Radio Beethoven

13 de Diciembre 2019 Columnas

Señor Director:

Hace casi dos semanas que la Radio Beethoven cesó sus transmisiones en medio del llamado “estallido social”, cuando la atención de la opinión pública estaba concentrada —y lo sigue, como es esperable— en las protestas que comenzaron el 18 de octubre.

No obstante, ambos sucesos se encuentran profundamente relacionados y reflejan la precariedad intelectual con la que nuestra sociedad ha ido abriéndose paso durante las últimas décadas. Una de las principales demandas, presente en las calles ya por varios años, es la deficiente calidad de la educación pública en Chile, sistema que, por lo demás, nunca consideró esencial inculcar el aprecio por la música clásica. Ahora bien, dicho mal no es exclusivo de sus establecimientos, y la indolencia del mundo político y empresarial en torno al cierre de la emisora lo deja en claro: quienes influyen en nuestro país tampoco perciben como necesidad contar con una radio de esa naturaleza, quizá porque incluso la educación privilegiada que recibieron tampoco les enseñó su crucial relevancia.

Que ya no exista una emisora equivalente en el dial nacional es un síntoma que se suma a la larga lista de dolencias que hemos ido barriendo bajo la alfombra. Así, atravesando por los dolorosos momentos vividos durante esta crisis, habría sido un gesto esperanzador y coherente con las exigencias de mayor sensibilidad la recuperación de tan emblemática estación por parte de una élite que parece serlo solo en términos económicos.

Publicada en El Mercurio.

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