Prospectiva para una refundación

26 de Julio 2020 Columnas

Apenas con nota 3,0 fue evaluada la timonel de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, en una encuesta Cadem publicada el fin de semana pasado y en la que se sondeaba solo a simpatizantes de la derecha y centroderecha. En plena discusión por el retiro del 10% de los ahorros en las AFP y cuando recién este había sido aprobado por la Cámara de Diputados, los encuestados reprobaban el actuar de la presidenta gremialista, que fungió como líder del anti retiro.

Y es que la división en el oficialismo se ha convertido en el mayor terremoto del gobierno de Sebastián Piñera, sobre todo porque la aprobación del proyecto del 10% incluyó entre los verdugos del Mandatario a sus propios compañeros de coalición, que concurrieron a respaldar la iniciativa, pese a las convocatorias, ofrecimientos y presiones para que votaran en contra.

Tras la aprobación, al oficialismo todavía le quedaban dos cartas bajo la manga: el veto y el Tribunal Constitucional. Pero en un acto de lógica, desistió de aquello: el ambiente ciudadano no estaba para aguantar que se le torciera la mano al Congreso, considerando, por ejemplo, que en la Cadem de este lunes un  86% de los consultados aprobaba el actuar de la Cámara en la tramitación de esta iniciativa.

En  ese escenario, a Sebastián Piñera no le quedó otra que promulgar e intentar subirse, a última hora, al carro de la victoria. Dar vuelta la página rápidamente y concentrarse en otros temas, como el caso Bombas 2.0 y la crisis económica. Y su discurso ante el Congreso Pleno, el próximo 31 de julio.

¿Qué puede decir Piñera, tras la derrota más grande de su carrera política, el próximo viernes ante el país? Obviamente, se espera que el Mandatario entregue una cuenta de lo que se ha hecho durante este agitado año, pero ahora se suma la necesidad de que dé un giro de tuerca a su gobierno y enuncie cómo piensa rearmarse. Si es que así será.

Las opciones no son muchas. Una de ellas apunta a que el Jefe de Estado realice anuncios que den cuenta de una refundación de su gobierno, al que todavía le restan 18 meses, con al menos siete elecciones entre medio y un síndrome del pato cojo que se niega a demorar su aparición en escena. Para lo anterior, una de las posibilidades es que apueste a un cambio de gabinete profundo, que le permita hacer borrón y cuenta nueva, y concentrarse en el manejo de la pandemia, el desconfinamiento y la crisis económica. Todo lo anterior, en un escenario en el que el presidencialismo excesivo que caracterizaba al país está virtualmente muerto y el semipresidencialismo ha hecho su aparición por la vía de la fuerza.

Por otro lado, hay quienes adelantan que Piñera aprovechará la alocución para reiterar su llamado a la unidad y los acuerdos. Sin embargo,  si no logra ordenar a su propia coalición, nada sacará con mencionarlo.

Por lo mismo, la pelota está en el lado de la cancha de la UDI, RN y Evópoli, partido este último que se encuentra acéfalo luego de la renuncia de Hernán Larraín Matte. Por su parte, Renovación y la Unión Demócrata Independiente están entrando en procesos eleccionarios internos, los que harán bastante más difícil pensar en un ordenamiento pulcro en torno al gobierno.

A lo anterior se suma la proximidad del plebiscito de octubre, para el cual las tres tiendas deben buscar la forma de organizarse en torno al “Rechazo”, el que tampoco –al igual como lo fue la votación del 10%- concita unanimidad, pues varios se han manifestado a favor del cambio de la Constitución.

En la oposición, en tanto, las cuentas son alegres por ahora, gracias a la aprobación del retiro de los fondos de pensión. Sin embargo, la misión que viene es capitalizar el triunfo, ordenarse y generar algún  tipo de proactividad para mostrar liderazgos estables en torno al “Apruebo”, pero también con miras a las elecciones del próximo año. Hasta ahora, lo cierto es que no hay ninguna carta en la ex Nueva Mayoría que se perfile como presidenciable, salvo el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, que tímidamente ha comenzado a aparecer en las encuestas, pero con porcentajes de respaldo bastante nimios aún.

A río revuelto, ganancia de pescadores, dice el dicho. Por ahora, el desorden en el oficialismo y el ordenamiento de la oposición, terminaron convertidos en un logro para la ciudadanía.  Y en una derrota de la que al Presidente le costará levantarse. “Arriba los corazones, que vienen tiempos mejores”, decía Piñera hace algunos años. Quizás es hora de que repita esa frase, esta vez para sí mismo y su coalición.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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