Populismo, obsecuencia e inmovilismo

15 de Noviembre 2020 Columnas

El proyecto de ley que esta semana aprobó la Cámara de Diputados y que permite un segundo retiro del 10% de los dineros de la AFP, ha generado una batahola en el gobierno de Sebastián Piñera, ante la posibilidad –cada vez más cerca- de que, tal como sucedió hace un par de meses, la derecha y la izquierda unida no logren ser vencidas, y finalmente la iniciativa se convierta nuevamente en una realidad.

Con el escenario que se produjo en la Cámara Baja –donde incluso la medida superó los votos que obtuvo la primera vez- y las señales que han dado desde el oficialismo, todo apunta a que en el Senado se podría repetir lo sucedido con el primer retiro. Ante aquello, el gobierno estudia qué hacer y el concepto de recurrir al Tribunal Constitucional, ha vuelto a rondar en el ambiente.

En este escenario, hay tres elementos que llaman la atención. El primero, tiene que ver con el populismo acérrimo que está detrás de la diputada del Partido Humanista, Pamela Jiles, y su medida. La RAE define populismo como “tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”, tesis que pareciera quedar como anillo al dedo al analizar esta iniciativa y la forma de actuar de la parlamentaria humanista, que incluso ya ha adelantado que tiene preparado un tercer proyecto en la misma línea.

Así, en la tramitación de esta iniciativa poco se ha hablado de las implicancias que este segundo retiro puede tener y mucho menos qué sucederá con una eventual tercera extracción. Los parlamentarios han omitido declaraciones respecto de qué pasará con los recursos de cada chileno con miras a su jubilación y tampoco les ha interesado evidenciar que gran parte de la ciudadanía ya retiró mucho más que el 10% e incluso, según la Superintendencia de Pensiones, un 20% de quienes hicieron el trámite sacaron todo el dinero que tenían en su cuenta. De acuerdo a las proyecciones de la misma entidad –dadas a conocer, por cierto, a los diputados- más de cuatro millones de personas quedarían sin recursos en sus fondos de pensión de concretarse el segundo proceso.

¿Qué sucederá con ellos? No está entre las preocupaciones de los parlamentarios. Ese tema será harina de otro costal o problema de otro presidente, para ser más concretos. Lo cierto es que el Estado deberá hacerse cargo de esos cuatro millones de chilenos, si es que para ese entonces todavía existe el sistema de pensiones actual. De lo contrario, pensando en un régimen más solidario, serán los propios connacionales los que deberán subvencionarlos. Pero, nuevamente eso será problema de otro.

Un segundo tema tiene que ver con a dónde apunta la diputada Jiles con estos proyectos y por qué el resto de los parlamentarios la siguen como conejitos. Demás está decir que es en extremo impopular manifestarse en contra, lo que explica en gran medida la pregunta anterior. Sin embargo, una iniciativa que se viste de solidaria y afirma tener detrás una preocupación por la disminución de los ingresos de los chilenos por la pandemia, no se entiende a la luz de los números. Si el 20% ya retiró todo su dinero y se proyecta que –de aprobarse un segundo monto- será casi un 35% el que estará en esa situación, en realidad una tercera extracción sería precisamente para quienes más tienen, dejando fuera de esta medida a gran parte de la clase media y a los más vulnerables. ¿Para quién legisla, entonces, la diputada? ¿Solo para las encuestas, en las que más del 80% se manifiesta a favor de la iniciativa? ¿O será que en realidad lo que se quiere es destruir por la fuerza el sistema de AFP, a costa de la gente, sin tener ningún plan B para gestionar la jubilación de los chilenos?

Un tercer tema tiene que ver con el gobierno y la inmovilidad en la que ha caído. Víctima del populismo parlamentario y de su propia incapacidad de liderar procesos, incluida su propia coalición, las advertencias y ruegos de los ministros, y del propio Presidente han caído en suelo infértil. La parálisis gubernamental incluso ha determinado que no hayan sido capaces de emitir ni siquiera una propuesta que pudiera hacerle el peso o mejorar la popularidad del 10%. Solo han terminado observando desde la galería cómo la iniciativa avanza en el Congreso.

Finalmente, el escenario ante este segundo retiro –y un eventual tercero- es la más pura definición de populismo parlamentario, con muy pocos “valientes” que se atreven a ir contracorriente –como Pepe Auth- y que terminan sepultados en la ignominia y el descrédito, frente a una Pamela Jiles todopoderosa, un parlamento obsecuente y un gobierno “cataléptico”.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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