Las elecciones, cada vez con menos frecuencia, entregan resultados distintos a los esperados en las encuestas. Salvo la última elección de Donald Trump y el Brexit en Inglaterra, todo se desenvuelve según lo presupuestado.
Aunque nadie esperaba una victoria tan aplastante del Apruebo, el resultado a favor del cambio de una constitución era un paso lógico, como también el rechazo a la clase política, a través de la votación de una asamblea constituyente. Cuestión que, pese a que todos suponían, no fue impedimento para que algunos dinosaurios de la política salieran a festejar la victoria como un triunfo propio.
Algunos periodistas y analistas han centrado su crítica hacia las tres comunas donde ganó el Rechazo: Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea, calificando a sus habitantes de falta de empatía, desconexión con la realidad y defensa de privilegios. Una editorial de El Mercurio se hacía cargo de este tema acusando el análisis de simplista al constatar que “en las comunas con mayores niveles de pobreza, el Apruebo -si bien se impuso con claridad- alcanzó una votación en promedio cinco puntos más baja que en aquellas con menores índices de vulnerabilidad”.
¿Qué ocurre en la región de Valparaíso? Aquí ganó el Apruebo con 79,43% versus un 20,57%, lo que en términos de votos se traduce en 675.258 personas a favor del Apruebo, versus 174.876 que votaron, en cambio, por el Rechazo.
Si hilamos un poco más fino nos encontramos que en ninguna comuna estuvo siquiera cerca de ganar la opción del Rechazo. La más cercana fue Concón con 64, 69%, seguida de Algarrobo con un 69,96% y Viña del Mar con 72,96%. Muy diferente a lo sucedido en Valparaíso donde el Apruebo se impuso con un 82,77%: 122.078 votos contra los 25.405 que optaron por el Rechazo.
Ahora, si hacemos el análisis en términos de números absolutos, el número de personas que votaron por el Rechazo en Viña del Mar supera a los que votaron Apruebo en Villa Alemana: 43.313 versus 41.109.
A favor de una nueva Constitución, Petorca fue la ganadora con un 90,05%, seguida de cerca por Llaillay, Nogales, Catemu y Cabildo. Nombres que, coinciden con noticias ligadas a la sequía, la pobreza y la cesantía.
¿Cómo se podrían explicar este triunfo? Aprobar una nueva Constitución es la promesa de tiempos mejores, un país más justo e igualitario. Si tomamos en cuenta el último siglo de la historia de la región de Valparaíso, no es difícil imaginar que esta visión del futuro sea mucho más esperanzadora que la de un presente cada vez más oscuro.
Por el contrario, la votación del Rechazo podría dividirse entre la conformidad con el sistema y los privilegios, por parte de los sectores más acomodados; el rechazo a la violencia que se ha vivido desde el 18 de octubre de 2019 y la incertidumbre frente a esa promesa de cambio que mencionábamos anteriormente.
En esta línea, existe cierta sintonía entre lo que ocurrió en las comunas más ricas de Chile con lo sucedido en Concón donde, en el sector de Bosques de Montemar se ha concentrado la población con mayores ingresos de la región.
Más allá de estas cifras, ahora queda la enorme tarea de trabajar porque la región aparezca correctamente representada en la próxima Asamblea Constituyente, con personas que, sin color político, sean capaces de trabajar en un texto que promueva un desarrollo uniforme del país. Aunque suene majadero, vuelvo a decir que las universidades son las llamadas a participar activamente de este proceso, educando a la población y aportando con representantes que, alejadas de los partidos políticos, puedan proponer fórmulas concretas a favor del crecimiento regional.
Finalmente, aunque suene paradójico, el Apruebo fue un rechazo a una política estatal que ha dejado de lado a la región de Valparaíso durante décadas. Esperemos que las expectativas que se han generado por los beneficios que puede traer una nueva Constitución no tengamos que archivarlas en la carpeta de sueños incumplidos junto el tren rápido entre Valparaíso y Santiago y la marina deportiva en el Estero Marga Marga.
Publicada en El Mercurio de Valparaíso.