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Pinches Nazis

Si lo que le interesaba a la pareja mexicana era emular la relación entre Eva Braun y Adolf Hitler, tengo la sensación de que llegaron tarde a la repartición de modelos.
Gonzalo Serrano

Gonzalo Serrano

Doctor en Historia
  • Doctor en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2012.
  • Magíster en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
  • Licenciado en Humanidades, Ciencias de la Comunicación y Ciencias de la Educación, Universidad Adolfo Ibáñez.
  • Periodista  y Profesor, Universidad Adolfo Ibáñez.
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La noticia me llegó tarde, pero no dejó de sorprenderme. En México, la tierra de Zapata, Pancho Villa, Porfirio Díaz, Frida Khalo, el Chavo del 8 y Chicharito (Luis Miguel nació en Puerto Rico), una pareja celebró un matrimonio disfrazados de Adolf Hitler y Eva Braun. Sí, tal como lo leyó. Aprovechando la conmemoración del matrimonio de Hitler con Braun, decidieron contraer nupcias el mismo día, vistiendo de la misma forma como lo hizo la pareja nazi. Más allá de las aprehensiones y desagrado que le pueda producir el nazismo, hay un hecho objetivo: la vestimenta de los oficiales alemanes de la segunda guerra mundial, más allá de la repulsión que nos genera por las atrocidades que cometieron, tiene un estilo particular. Y esa facha no es casual. La historia se remonta a inicios de la década del 30, en el momento en que el sastre alemán Hugo Ferdinan Boss se enlistó en el partido nazi. El ímpetu de Hitler, la majestuosidad de los espectáculos masivos y la sed de revancha, luego del Tratado de Versalles que humilló a los alemanes, transformó a Boss, como a miles de sus compatriotas, en un blanco fácil para ser captado por este movimiento totalitario. Dos años después de su incorporación, Boss fusionó su gustó político con su talento por la alta costura y empezó a confeccionar los uniformes de los Schutzstaffel, más conocida como la temible SS. Dado el impacto estético que causaron estos oficiales, no es extraño que luego se hayan agregado otras divisiones a la lista de clientes de Boss, haciendo cada vez más próspero su negocio. Ya para 1935 el sastre se olvidó del mundo civil y dedicó toda su producción a los muchachos de Hitler. Y es que una sola división podía llegar a tener ocho uniformes distintos. La historia de Boss comienza a oscurecerse tras la ocupación de Polonia, que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial. Además de la falta de telas para la producción de los uniformes, se sumó la escasez de trabajadores que suplió, de forma trágica, con prisioneros de los campos de concentración. Terminado el conflicto y destapada la ola de atrocidades cometidas por los nazis, Boss, al igual que muchos colaboracionistas con el régimen de Hitler, pasó a ser un personaje indeseable hasta su fallecimiento en 1948. Fueron sus descendientes los que dejaron atrás este pasado sombrío para transformar la marca en un símbolo de hombres de negocios y éxito económico. Ahora, si lo que le interesaba a la pareja mexicana era emular la relación entre Eva Braun y Adolf Hitler, tengo la sensación de que llegaron tarde a la repartición de modelos. Y es que se trató de una relación que tuvo poco de idílica. Eva conoció al Fhürer cuando ella tenía apenas 18 años, mientras que Hitler ya era un caballero de cuatro décadas. Una vez que el líder nazi alcanzó el poder, este se hizo inalcanzable para Eva, lo que la llevó a sufrir una profunda depresión. Sus biógrafos registran dos intentos de suicidio como una forma desesperada por llamar su atención. Una vez que se inició la guerra, el contacto entre ambos se hizo cada vez más esporádico. Braun vivía aislada en las montañas de Obersalzberg, mientras que Hitler estaba ensimismado analizando sus éxitos y fracasos en el frente de batalla. En 1945, la situación cambió para Alemania y para la pareja, que se trasladó al búnker del alto mando en Berlín. Asumiendo que el final estaba cerca, los últimos días antes de la ocupación comunista los pasaron planeando la forma de quitarse la vida. El 29 de abril de 1945, Eva Braun y Adolfo Hitler contrajeron matrimonio en una sencilla ceremonia donde solo estuvo presente el alto mando. Se juraron amor hasta que la muerte los separara, hecho que se produjo al día siguiente. El plan era que ambos se dispararan, después de tomar el veneno, con el fin de asegurarse de que no los habían engañado. Solo Hitler pudo hacerlo, para Eva bastó con el cianuro. Siguiendo las estrictas instrucciones que dejó el Führer, los soldados sacaron los cuerpos de la pareja y los quemaron para evitar que fueran vejados, una luna de miel bastante atípica. A partir de estos antecedentes y más allá de la supuesta admiración que ha mostrado la pareja mexicana, cuesta tener una explicación lógica para comprender su matrimonio, que no sea la de la ignorancia o el mal gusto. Esperemos que enmienden el rumbo, antes de tener un final tan trágico como el modelo de su inspiración. Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

Pinches Nazis

Si lo que le interesaba a la pareja mexicana era emular la relación entre Eva Braun y Adolf Hitler, tengo la sensación de que llegaron tarde a la repartición de modelos.

La noticia me llegó tarde, pero no dejó de sorprenderme. En México, la tierra de Zapata, Pancho Villa, Porfirio Díaz, Frida Khalo, el Chavo del 8 y Chicharito (Luis Miguel nació en Puerto Rico), una pareja celebró un matrimonio disfrazados de Adolf Hitler y Eva Braun. Sí, tal como lo leyó. Aprovechando la conmemoración del matrimonio de Hitler con Braun, decidieron contraer nupcias el mismo día, vistiendo de la misma forma como lo hizo la pareja nazi. Más allá de las aprehensiones y desagrado que le pueda producir el nazismo, hay un hecho objetivo: la vestimenta de los oficiales alemanes de la segunda guerra mundial, más allá de la repulsión que nos genera por las atrocidades que cometieron, tiene un estilo particular. Y esa facha no es casual. La historia se remonta a inicios de la década del 30, en el momento en que el sastre alemán Hugo Ferdinan Boss se enlistó en el partido nazi. El ímpetu de Hitler, la majestuosidad de los espectáculos masivos y la sed de revancha, luego del Tratado de Versalles que humilló a los alemanes, transformó a Boss, como a miles de sus compatriotas, en un blanco fácil para ser captado por este movimiento totalitario. Dos años después de su incorporación, Boss fusionó su gustó político con su talento por la alta costura y empezó a confeccionar los uniformes de los Schutzstaffel, más conocida como la temible SS. Dado el impacto estético que causaron estos oficiales, no es extraño que luego se hayan agregado otras divisiones a la lista de clientes de Boss, haciendo cada vez más próspero su negocio. Ya para 1935 el sastre se olvidó del mundo civil y dedicó toda su producción a los muchachos de Hitler. Y es que una sola división podía llegar a tener ocho uniformes distintos. La historia de Boss comienza a oscurecerse tras la ocupación de Polonia, que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial. Además de la falta de telas para la producción de los uniformes, se sumó la escasez de trabajadores que suplió, de forma trágica, con prisioneros de los campos de concentración. Terminado el conflicto y destapada la ola de atrocidades cometidas por los nazis, Boss, al igual que muchos colaboracionistas con el régimen de Hitler, pasó a ser un personaje indeseable hasta su fallecimiento en 1948. Fueron sus descendientes los que dejaron atrás este pasado sombrío para transformar la marca en un símbolo de hombres de negocios y éxito económico. Ahora, si lo que le interesaba a la pareja mexicana era emular la relación entre Eva Braun y Adolf Hitler, tengo la sensación de que llegaron tarde a la repartición de modelos. Y es que se trató de una relación que tuvo poco de idílica. Eva conoció al Fhürer cuando ella tenía apenas 18 años, mientras que Hitler ya era un caballero de cuatro décadas. Una vez que el líder nazi alcanzó el poder, este se hizo inalcanzable para Eva, lo que la llevó a sufrir una profunda depresión. Sus biógrafos registran dos intentos de suicidio como una forma desesperada por llamar su atención. Una vez que se inició la guerra, el contacto entre ambos se hizo cada vez más esporádico. Braun vivía aislada en las montañas de Obersalzberg, mientras que Hitler estaba ensimismado analizando sus éxitos y fracasos en el frente de batalla. En 1945, la situación cambió para Alemania y para la pareja, que se trasladó al búnker del alto mando en Berlín. Asumiendo que el final estaba cerca, los últimos días antes de la ocupación comunista los pasaron planeando la forma de quitarse la vida. El 29 de abril de 1945, Eva Braun y Adolfo Hitler contrajeron matrimonio en una sencilla ceremonia donde solo estuvo presente el alto mando. Se juraron amor hasta que la muerte los separara, hecho que se produjo al día siguiente. El plan era que ambos se dispararan, después de tomar el veneno, con el fin de asegurarse de que no los habían engañado. Solo Hitler pudo hacerlo, para Eva bastó con el cianuro. Siguiendo las estrictas instrucciones que dejó el Führer, los soldados sacaron los cuerpos de la pareja y los quemaron para evitar que fueran vejados, una luna de miel bastante atípica. A partir de estos antecedentes y más allá de la supuesta admiración que ha mostrado la pareja mexicana, cuesta tener una explicación lógica para comprender su matrimonio, que no sea la de la ignorancia o el mal gusto. Esperemos que enmienden el rumbo, antes de tener un final tan trágico como el modelo de su inspiración. Publicada en El Mercurio de Valparaíso.