Paraísos tributarios

1 de Septiembre 2017 Columnas

Un paraíso fiscal es un país -o un estado dentro de un país- que entrega condiciones muy favorables a un inversionista extranjero. Esas condiciones favorables son fundamentalmente tasas de impuesto muy bajas o incluso cero y, además, en muchos casos, secreto bancario. Además, hay varios paraísos fiscales que tienen una política de ojos cerrados en el sentido de no preguntar el origen del dinero, como Panamá.

En Chile, las utilidades de las empresas pagan impuestos cuando se generan cada año, pero hasta antes de la Reforma Tributaria de 2014, sus dueños sólo pagaban los impuestos por esas utilidades una vez que las retiraban (hasta 40% para las personas de más altos ingresos). Las utilidades no retiradas se consideraban reinvertidas y quedaban registradas en el FUT para pagar los impuestos personales correspondientes en el futuro cuando se retiren.

Una persona que es dueña de una empresa y retira utilidades pagando los impuestos personales que le corresponden, puede disponer de ellas libremente y, si quiere, llevárselas a un paraíso tributario. En ese caso no hay nada ilegal (no hay evasión), ni tampoco hay ahorro de impuestos (no hay elusión). ¿Por qué quisiera alguien hacer algo así entonces? Para esconder la plata. Puede esconderla de su pareja o sus herederos, por ejemplo, para evitar dejársela en herencia. Puede esconderla de un gobierno cuando hay riesgo de expropiación (por ejemplo, Argentina con Kirchner o Venezuela con Chávez o Maduro).

El caso más relevante ocurre, sin embargo, con las utilidades que se dejaron al interior de la empresa. Esas utilidades pueden invertirse en el exterior, en un paraíso tributario, y desde ahí hacer inversiones en otros lados. Mientras sigan reinvertidas de verdad, no se gasten o se traigan de vuelta a Chile para ser distribuidas a sus dueños no hay nada malo.

Sin embargo, hay personas que gastan esa plata (pagan todas sus compras y gastos en Chile con tarjeta de crédito de la cuenta en el paraíso tributario, sacan plata de esa cuenta en un cajero automático en Chile, se la gastan cuando viajan y también hay otros trucos más sofisticados con el mismo resultado). Eso es evasión, porque es plata que en el papel está reinvertida pero que sus dueños retiran sin pagar el impuesto personal que les corresponde. En esos casos, las utilidades de la empresa pagaron entre 15% y 20% dependiendo del año en que salieron de Chile, y luego el dueño nunca pagó la diferencia para llegar al 40% que le correspondía, así que se ahorró entre 20% y 25%. Si la empresa tributaba bajo el antiguo sistema 14bis, donde no se pagaba impuesto de Primera Categoría sino que se tributaba sólo en base a retiros, se ahorró hasta 40%. Por ejemplo, alguien que estaba en régimen general y sacó $500 millones fuera de Chile para invertirlos en un paraíso fiscal o desde ahí a otro país, pagó $100 millones en impuesto a las utilidades en Chile (impuesto de Primera Categoría de 20%), pero no pagó impuestos personales porque la plata está reinvertida. Al traer la plata de vuelta o al gastársela debería pagar impuestos personales (impuesto Global Complementario), así que si logró gastársela sin que el SII supiera-el secreto bancario de un paraíso fiscal ayuda a eso- se ahorró $84,1 millones en impuestos y pagó 46% menos de lo que le correspondía. Si estaba en régimen 14bis, se ahorró $200 millones en impuestos y no pagó nada.

Un caso más complicado para tener plata en un paraíso fiscal es para esconder dineros de negocios ilegales (venta de armas, narcotráfico, etcétera) o simplemente platas negras de negocios que -aunque legales- nunca fueron declaradas. En estos casos el paraíso fiscal permite evadir 100% de los impuestos por esas ganancias y si la plata es de un negocio ilegal puede ayudar a blanquearla (la plata ilegal ingresa a la sociedad en el paraíso fiscal y esa sociedad luego invierte en un negocio legítimo, como hoteles, por ejemplo).

La pregunta relevante desde el punto de vista de política tributaria es qué fracción de todas las platas que se encuentran en paraísos tributarios corresponde a fines legítimos y legales y cuál no.

Un trabajo reciente de Annette Alstadeter, Niels Johannesen y Gabriel Zucman muestra en detalle esta magnitud y sus efectos en países escandinavos. Para ello usan los datos de las dos filtraciones más grandes que ha habido de instituciones financieras que manejan cuentas en paraísos tributarios para sus clientes, el banco HSBC en Suiza y Mossack Fonseca en Panamá. Los resultados no dejan de impresionar. De los más de 30.000 clientes del banco HSBC con cuentas en paraísos tributarios, 95% las utilizó para evadir impuestos. Adicionalmente, en Noruega, Suecia y Dinamarca, donde la tasa de evasión del impuesto al ingreso es de apenas 3% en promedio, la evasión del 0,01% más rico es de 30% a través del uso de paraísos tributarios.

¿Cuánto serán las cifras equivalentes para Chile? No lo sabemos y no existen datos disponibles para estimarlo, pero la amnistía tributaria de la reforma de 2014 mostró que hay al menos US$18.775 millones que estaban fuera de Chile ilegalmente. No es poco y no es todo, tampoco sabemos cuánto de ese monto estaba en paraísos tributarios y cuánto estaba además registrado en el FUT como reinvertido en el exterior.

A partir de 2018 habrá aumento significativo en la información a la que tendrá acceso el SII, ya que entra a operar la Multilateral Convention on Mutual Administrative Assistance in Tax Matters firmada por más de 80 países, que incluye intercambio automático de información entre países con el objetivo de combatir la elusión y la evasión. Ojalá sea el momento de enterarnos de la magnitud de las cifras para Chile.

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