Opus Lagos

5 de Agosto 2017 Columnas

Hay personas, muy pocas, que con el paso del tiempo conservan un aura de poder, aunque no lo tengan. El caso del expresidente Lagos, es uno de ellos. Cuando renunció a su candidatura, muchos pensaron que le había llegado el momento de pasar a los cuarteles de invierno. Que había arriesgado todo su capital político en una aventura fallida. Y la verdad es que no supimos mucho de él desde aquel momento.

Esta semana, sin embargo, el hombre decidió volver. Y lo hizo como los que saben. El momento preciso, la ocasión perfecta. Y es su estilo, fue duro, muy duro, para poner las cosas en su lugar. “La tarea número uno de Chile es crecer; lo demás es música”, dijo en un seminario económico, atestado de empresarios, quienes como un público embobado escuchando la mejor sinfonía, no dudaron en aplaudir sin tapujos al maestro conductor.

Es cierto, era la música favorita para la audiencia escogida. La sonata perfecta para los hombres de empresa. Pero, ojo, el mensaje de Lagos va mucho más allá. Es un misil de potencia atómica contra el actual gobierno y, especialmente, hacia Bachelet.

Porque toda la impronta de la Presidenta se remite a sus reformas, mientras el crecimiento nunca ha sido su tema, lo que es claro cuando uno mira las cifras: este período ha sido por lejos el más malo en términos económico, por donde se lo mire.
Bueno, las palabras de Ricardo Lagos son lapidarias: si no hay crecimiento -que no lo hay- entonces todo lo demás es música, una forma directa de decir que el legado de este gobierno es muy pobre. Por decir lo menos. Punto final. Fin de la discusión.

Con esto, Lagos demuestra que sabe dónde pegar y lo hace sin contemplaciones. El hombre no está para medias tintas. Siempre ha sido un duro y no está dispuesto a transar en su estilo. Uno que ya sabemos no lo llevará a La Moneda nuevamente, pero que lo mantiene vigente como una de las voces más escuchadas.

Algunos podrán criticar que a Lagos lo quiere más la elite o la derecha, que la gente de izquierda. Bueno, es claro que hay un sector de la derecha que lo sigue con mucho entusiasmo. Eso no se puede negar. Pero, la música de su discurso no está muy alejada del sentido común de la gran mayoría de este país, que critica con fuerza al actual gobierno y que tiene a Piñera ad portas de ser presidente nuevamente con un discurso muy similar.

Roger Federer, al ganar su último título en Wimbledon, dijo que no sabía qué otros campeonatos jugará. Claro, a sus 35 años, ya no puede ir de torneo en torneo, compitiendo con los jóvenes. Por eso, él se cuida para las grandes ocasiones. Porque ya no aspira a ser el número 1 del mundo. Quiere ser, simplemente, el mejor. Con Lagos pasa algo así en el mundo de la política. Sabe que no puede aspirar a ser el número uno de la política -ser presidente-, pero tiene claro que sí puede ser el mejor. Y vaya que lo está logrando.

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