Ojo con tirar la casa por la ventana

30 de Octubre 2016 Noticias

La derecha celebra su victoria relativa en las últimas municipales. Relativa por dos razones.

Primero, porque la Nueva Mayoría sigue teniendo más votos en concejales -lo que para los entendidos refleja la verdadera magnitud de apoyo a los respectivos partidos.

Segundo, porque con los niveles de abstención registrados es algo impúdico pasarse de copas.

Para que se haga una idea, del universo de ciudadanos habilitados para votar, solo un 9,9% votó por Felipe Alessandri en Santiago y un escuálido 5,9% votó por Catherine Barriga en Maipú.

Esto no significa que Chile Vamos no tenga motivos para celebrar. Sebastián Piñera está más cerca de volver a La Moneda.

Es probable que Michelle Bachelet haya sido un paréntesis en un reinado más largo del piñerismo.

Lo que es importante es que los dirigentes y militantes de la UDI RN y sus socios entiendan que la victoria relativa de las municipales no significa necesariamente que los chilenos estén ansiosos de abrazar el ideario político, económico y moral de la derecha.

Muy probablemente el resultado de las municipales indica un castigo al gobierno pero eso no es siempre un premio a la labor de la oposición. Es falaz afirmar que los ciudadanos, en las urnas, se manifestaron “contra las reformas” prometidas por Bachelet. Es muy difícil saber si la baja aprobación que recibe el Ejecutivo se debe a una discrepancia ideológica o a otros factores. Quizás, el espíritu de algunas de esas reformas sigue vivo. Por supuesto, a esta altura es un poco ridículo decir que los chilenos quieren deshacerse del modelo. Seguramente quieren algo intermedio y bien hecho. Sobre todo bien hecho. Pero el problema no es tanto la “retroexcavadora”. La herida que dejó “Caval” parece más profunda, de esas que no paran de sangrar.

En resumen, Piñera puede ganar la próxima presidencial por los errores del rival, pero no por las virtudes doctrinarias de la oposición. La Nueva Mayoría llegó al poder con un diagnóstico algo sobregirado. El riesgo es que Chile Vamos haga lo mismo. Es decir, que crea que los chilenos básicamente quieren más leños en los hornos de la economía. Esa es parte de la aspiración, pero no la agota. Un mal diagnóstico a la inversa los llevará a un escenario parecido al que ya vivieron en 2011: miles de chilenos en las calles y el entorno presidencial no entendiendo qué diablos sucede.

Por supuesto que es importante conquistar el poder. Pero, como enseñó Maquiavelo, el arte está en permanecer en él. Ojalá, haciendo las cosas bien.

Piñera puede ganar la próxima presidencial por los errores del rival pero no por las virtudes doctrinarias de la oposición.

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