Estamos inmersos en una sociedad digitalizada en la que se pierde paulatinamente la capacidad de expresión oral. Si bien nos comunicamos utilizando nuestro sistema vocal en todos los aspectos de nuestras vidas, la relevancia del proceso comunicativo verbal se limita. En ocasiones no le damos importancia a transmitir un mensaje consecuente a lo que nuestras habilidades no verbales manifiestan. Un ejemplo de lo anterior: nos preguntan cómo estamos, y de manera automática señalamos verbalmente “bien” (aun cuando no lo estemos), sin embargo, nuestra corporalidad, nuestros gestos, incluso nuestra voz está enviando un mensaje contrario.
En el ejemplo anterior, el lenguaje no verbal cumple diversas funciones al momento de comunicar, entre ellos, complementar o contradecir un mensaje, lo que implica que, en ocasiones, se malinterprete lo que decimos.
La comunicación requiere de ciertos elementos para ser efectiva, como lo son el principio de escucha activa, la empatía y la asertividad. No basta con transmitir información o relatar una experiencia utilizando las palabras apropiadas, es decir, con claridad y precisión, sino que debemos ser capaces de tomar conciencia que la kinésica (como la postura, el uso de las manos, el contacto visual), la paralingüística (entonación, inflexiones, el volumen, los silencios), la proxémica (modo en que utilizamos el espacio, la distancia que tenemos con respecto a otra persona). Todos ellos son factores relevantes al momento de comunicar. Sin dejar de lado las convenciones sociales como la vestimenta, el uso de colores determinados, tatuajes y piercings, entre otros, que también implican la transmisión de mensajes. Aún sin tener conciencia, estamos comunicando.
¿Y qué ocurre hoy con nuestros mensajes en tiempos de intolerancia y polarización en los que la susceptibilidad está a tan flor de piel? Debemos redoblar nuestros esfuerzos para lograr una comunicación efectiva y considerar no solo lo que deseamos transmitir de manera clara, sino que también necesitamos saber utilizar los elementos no verbales como componentes esenciales del acto comunicativo, sobre todo, bajo el contexto en el que estamos viviendo.
A raíz de lo anterior, diversas entidades de educación superior han comprendido la importancia de este aspecto, incorporando asignaturas en que se promueven las habilidades de expresión oral en pos del desarrollo integral de los estudiantes para su presente académico y futuro profesional. Además, existe la posibilidad de acceder a cursos que propician el desarrollo de la expresión oral en reconocidas universidades y que permiten adentrarse al mundo de la comunicación no verbal y del uso de diversas técnicas que promueven una comunicación efectiva.
Entonces la invitación es a tomar conciencia del uso y potencialidad del lenguaje no verbal empleado en nuestra vida diaria, así también de cómo utilizamos nuestra expresión oral para mejorar la comunicación.
Publicada en El Mercurio de Valparaíso.