NEM, Ranking y ponderaciones: círculo vicioso

25 de Mayo 2023 Columnas

El sistema de selección a las universidades chilenas descansa en dos componentes: el primero corresponde a la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), y el segundo, al rendimiento escolar en la enseñanza media. Ese desempeño se mide a través de dos ponderadores: Notas de Enseñanza Media (NEM) y Ranking. Este último, que se introdujo en la admisión 2013, aspira a hacerse cargo del contexto educativo de los postulantes, pero, en la práctica, es una bonificación del puntaje NEM para quienes, en sus planteles escolares, tienen notas por encima del promedio.

En los últimos 10 años, en los diferentes procesos de admisión a la educación superior, ha crecido fuertemente el peso que reciben estos dos ponderadores. Vale la pena recordar que antes de la introducción del Ranking solo el 22% de las carreras (290) tenían un NEM ponderado de un 40% o más. Pero ya para la admisión 2013, el 34% de las carreras (481) exigían NEM y Ranking con una ponderación conjunta de 40% o más. En la admisión 2023, esa proporción aumentó significativamente a 82%, equivalente a 1.658 carreras. En esta evolución, como es obvio, las pruebas de admisión universitaria han perdido peso e, inevitablemente, conviene preguntarse si el esfuerzo de mejorar las pruebas de admisión ha valido la pena.

Si se analiza ahora la oferta de carreras que han exigido por lo menos una suma de 50% de estos dos ponderadores (NEM y Ranking), se puede constatar que durante los años 2013 y 2023 mostraban porcentajes de un 14% y 51%, respectivamente. En el año 2013, incluso, no existía ninguna carrera en que NEM y Ranking ponderaran juntos el 70%. En cambio, en el último año 100 carreras sí lo hicieron.

Por cierto, ello no sería un problema si NEM y Ranking fueran los mejores predictores de desempeño académico en la universidad. Sin embargo, el efecto que han generado los aumentos de ponderaciones de dichos instrumentos en las evaluaciones escolares arroja más dudas que certezas.

A menudo, la evolución de esta mayor ponderación de NEM y Ranking se ha defendido apelando a la equidad, pero no es claro que esta se haya materializado. La información disponible para evaluar el efecto es muy incompleta, pero sí se sabe que en 2012 la distribución de seleccionados en las diez universidades más selectivas (con mejor desempeño promedio PSU/PAES) correspondió a un 39% de colegios particulares pagados, 42% de colegios particulares subvencionados y 19% de colegios municipales. En el reciente proceso la distribución prácticamente no se modificó: 38%, 43% y 19%, respectivamente, para las tres categorías de establecimientos escolares.

Sí parece haber ocurrido una interacción poco productiva y, seguramente, inconsciente entre planteles escolares y universidades. Por un lado, analizando los promedios NEM de los estudiantes seleccionados egresados del año, en el proceso 2013, el 49% (28.654) tuvo un promedio NEM mayor o igual a 6,0 mientras que para el proceso 2023 este porcentaje aumentó considerablemente, llegando a 76% (64.800). Si se analiza a los estudiantes seleccionados con nota mayor o igual a 6,5, en el proceso 2013 estos alcanzaron el 14% (8.038), mientras que para el proceso 2023, el porcentaje fue de 36% (30.537). Este incremento de notas no parece responder a un aumento de la calidad de la educación o a un mejor desempeño de los estudiantes. Parece ser una mera inflación, posiblemente provocada por los incentivos que generan las mayores ponderaciones relativas del NEM y Ranking.

Por otro lado, las universidades no son inmunes a un entorno cada vez más competitivo. Tanto el puntaje de corte como el puntaje promedio de los estudiantes seleccionados son indicadores que les importan mucho.

La inflación de notas ha hecho que exista un buen número de puntajes altos en los tramos superiores. En efecto, con más de 800 puntos en el NEM y Ranking hubo, en la admisión 2023, 76.704 y 97.135 postulantes, respectivamente. En cambio, en las pruebas de Comprensión Lectora y Matemáticas solo 33.341 y 18.005 postulantes, respectivamente, alcanzaron ese tramo de puntaje.

Elevar las ponderaciones de NEM y Ranking aumenta las posibilidades de las universidades de tener puntajes de corte más altos y ello presiona aún más al sistema escolar. Se genera así un círculo vicioso que no aporta a dicho sistema y tampoco al universitario.

La evidencia comparada sugiere que en nuestro país se puede estar sobrerrepresentando la experiencia escolar y desaprovechando las habilidades medidas en las pruebas de admisión universitaria, sobre todo ahora que se han refinado los instrumentos utilizados en esta tarea. Este fenómeno, tanto por el interés universitario como por el escolar, debe frenarse más temprano que tarde.

Publicada en El Mercurio.

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